Qué vemos, cómo lo contamos. Arrorró, ¡para dormir a un volcán!

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Hace poco más de un mes que iniciamos las clases y los niños y las niñas de mi tutoría de 3 años siguen adaptándose al cole. Son pequeños y, aunque parezca que no entienden, no están ausentes de la realidad que nos rodea.

En Canarias las ocho islas estamos unidas en un mismo sentir con la isla de La Palma, nuestra isla bonita. La razón es el terrible volcán que desde el día 19 de septiembre no cesaba en su erupción y estaba provocando muchísimos destrozos materiales y emocionales.

Por este motivo surgió en mi centro, situado en Gran Canaria, la idea de enviar todo nuestro apoyo, a través de dibujos y cartas de ánimo y esperanza, a los niños y las niñas de un cole de Los Llanos de Aridane, pueblo de La Palma cercano al volcán.

Así es que en la asamblea, hablando de lo felices que estamos en casa, en el cole, y disfrutando de las fiestas de nuestro pueblo, surgió el tema de las otras casas y colegios rotos. Al preguntarles lo que sabían, los niños y las niñas, a media lengua aún, comentaban lo que habían visto en la tele o habían escuchado hablar a sus papás, y, aunque nos pueda parecer que a estas edades es difícil que entiendan algo de lo que está sucediendo, decían que había un volcán «muy enfadado».

Algunos están asustados, otros asombrados, y me preguntan por qué sucede todo eso. Como maestra intento hacérselo entender de forma muy sencilla y que expresen sus emociones. Y entonces entre todos queremos realizar un gran corazón de colores dedicado a los niños y las niñas de La Palma para que dejen de estar tristes y pronto tengan casas y colegios nuevos.

Hasta ahí las emociones se fueron expresando y canalizando, pero fue al finalizar una sesión de psicomotricidad cuando, al proponerles hacer la montaña para estirarnos mucho, mucho, hasta lo más alto, una peque dijo:
–¡Sí, como el volcán!
Y otro abrió los brazos y dijo:
–¡Que suelta fuego!
Impresionada, les pregunté:
–¿Qué queremos decirle al volcán?
Y algunos respondieron:
–¡Que se pare ya!
Y les dije:
–¡Pues le pedimos que se vaya a dormir!
Así, todos tumbados en el suelo, nos pusimos a respirar y descansar deseando que el volcán pronto haga lo mismo.

Rosy Castro, tutora de 3 años
en el CEIP El Canario (Las Palmas),
participa del Consejo de Canarias.

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