Infancia y sociedad. Paseando con Mercedes «Mi tarea profesional es deudora del compromiso colectivo»

Presentacion de la Plataforma Sí 06 Granada 20176.

Conversar con Mercedes Blasi siempre es un regalo para quienes trabajamos con y para la infancia. Referente en el 0-6 a escala nacional, pedagoga de las Escuelas Infantiles Municipales de Granada durante 40 años, colaboradora de la revista Infancia desde sus inicios y codirectora durante más de una década, confía y cree en las enormes capacidades de los niños y niñas desde su nacimiento y ha dedicado su vida profesional a darles voz y a defender su derecho a una educación pública y de calidad.

Elba Mejías y Mª Isabel Vallejo: Ahora que ha llegado ese ansiado momento del descanso merecido tras una vida profesional tan intensa como la tuya, imaginamos que sonríes al mirar atrás y al hacer memoria. Cuéntanos cómo fueron tus inicios en el mundo educativo.

Mercedes Blasi: Pues sí, la verdad es que sonrío, porque he sido muy afortunada. Sitúo esos inicios cuando estaba en la facultad. Tuve la fortuna de contar con profesorado que nos espoleaba mucho y nos incitaba a implicarnos en el contexto. Entramos en contacto con el Concejo Educativo-Movimiento de Renova­ción Pedagógica de Castilla y León, y empezamos a ir a los encuentros de trabajadores de la enseñanza. Además, en aquella zona había una red muy potente de escuelas rurales, empezamos a ir a los pueblos y hacíamos actividades con los niños y las niñas y con esos maestros y maestras rurales. Ese fue mi primer acercamiento a la escuela, a los profesionales de la educación. De aquel grupo de compañeros que estábamos metidos en esas iniciativas salió la idea presentar un proyecto de escuela infantil y conseguimos montar una, en Torrelavega, Cantabria.

Luego salió la plaza como pedagoga de las escuelas infantiles municipales de Granada. Aquellos fueron momentos muy ilusionantes porque sentíamos que teníamos la posibilidad de construir otra manera de hacer escuela. Y sin ser personas aisladas, sino que había un movimiento, colectivos, grupos, que elaboraban discurso y elaboraban proyectos para hacer otra escuela, abierta al territorio, otra escuela donde los niños y las niñas disfrutasen de aprender, donde se trabajaba desde el compromiso con la sociedad y desde el compromiso colectivo.


Patronato Municipal de Escuelas Infantiles de Granada, 1985.


E. M. y M. I. V
.: ¿Qué recuerdas de los primeros años, en lo que era entonces el Patronato Municipal de Escuelas Infantiles de Granada?

M. B.: Una amiga y yo conocimos la experiencia de las escuelas infantiles municipales de Granada porque conseguimos un artículo que había publicado Pablo García Túnez en una revista que se llamaba Vida Escolar. Entonces, cuando leímos el proyecto de estas escuelas, pensamos: «Esto es lo que nosotras queremos». Esa sensación de que la escuela que tú piensas, que tú imaginas… existe. Y además se hacía desde lo público, algo que yo venía reivindicando desde mis inicios: la educación infantil pública y de calidad. Y en 1984 empecé como pedagoga en Granada.

El recuerdo que tengo de aquellos primeros momentos era de encontrar un colectivo de personas, de profesionales, que hacían posible esa escuela. La energía que tenían y lo que cada día hacían en la escuela fue lo que me atrapó inicialmente. Las escuelas eran bastante austeras, pero esa austeridad no hacía que hubiese pobreza en las propuestas. He aprendido tanto en estas escuelas… El trabajo cotidiano con las maestras y con los maestros ha sido una fuente permanente de aprendizaje.

“El trabajo cotidiano con las maestras y con los maestros ha sido una fuente permanente de aprendizaje”

El trabajo en la escuela era una cosa, pero luego la realidad ha sido bastante compleja, porque para que una escuela pueda tener un día a día amable, tranquilo, hay todo un soporte de cosas que es importante que se sostengan. Y ha habido momentos a veces complejos a lo largo de los años.

Otra cosa que me parece muy importante es que yo venía de reivindicar el derecho a la escuela pública, una escuela pública de calidad, y me encontré con que en los inicios de los ochenta esas escuelas que nacían, que miraban a los niños de otra manera, que trabajaban con ellos y sus familias de otra manera… lo hacían desde lo público. Ser escuelas públicas suponía acoger a la diversidad que la sociedad tenía y tiene.

E. M. y M. I. V.: ¿Cómo resumirías tu labor como pedagoga de las escuelas infantiles municipales de Granada durante estos cuarenta años? ¿Qué ha supuesto para ti tu trabajo y todo este tiempo profesionalmente?

M. B.: Trabajar en las escuelas ha sido una tarea profesional pero también un recorrido que me ha construido como persona por la gente con la que he tenido la oportunidad de trabajar. Mi tarea profesional es deudora del compromiso colectivo de la gente que trabaja en las escuelas, ese compromiso con la construcción de una escuela pública y de calidad. Porque que estas escuelas se hayan sostenido a lo largo del tiempo solo ha sido posible en la medida en que ha habido un colectivo estable que ha ofrecido lo mejor de sí mismo en la tarea profesional y en el compromiso social. No ha sido la búsqueda de un maestro o una maestra excelente, sino de equipos que han ofrecido un trabajo coordinado coherente.

Considero que uno de los valores que tiene el proyecto es que no son grupos o aulas o escuelas independientes, sino que las cuatro escuelas infantiles municipales de Granada tienen un proyecto que comparten, y sienten el colectivo como propio. Cada cual lo puede plasmar, vivir, desarrollar de una manera, pero se comparte una manera de entender la infancia, la escuela, el proceso de enseñanza… Siendo un colectivo crítico que no asume las cosas porque alguien lo diga, sino que fundamentan su labor en ideas que se hablan, se discuten, se argumentan y se comparten, se prueban y se reflexionan en una tarea permanente de acción y reflexión.

“Mi tarea profesional es deudora del compromiso colectivo de la gente que trabaja en las escuelas, ese compromiso con la construcción de una escuela pública y de calidad”

Una de las tareas fundamentales que desde el equipo psicopedagógico siempre hemos intentado desarrollar es que la formación de los profesionales fuera vanguardia. Nutriéndonos de otras experiencias, de otros colectivos que estaban desarrollando prácticas innovadoras, pero no desde la transposición de las prácticas, sino desde la reflexión, desde nuestra realidad, de lo que esas prácticas pueden enriquecer nuestra propuesta.

E. M. y M. I. V.: Además del trabajo como pedagoga de las escuelas infantiles municipales de Granada, has colaborado y has participado en multitud de iniciativas que han servido para tejer red a escala nacional e internacional. ¿Qué puedes contarnos de tu relación con la revista Infancia y la Asociación de Maestros Rosa Sensat?

M. B.: La revista Infancia y la A. M. Rosa Sensat han sido dos pilares fundamentales para mi construcción profesional y personal. Y, por supuesto, Irene Balaguer que ha sido una persona trascendente en mi construcción personal, teórica y de visión de la educación.

“La revista Infancia y la A. M. Rosa Sensat han sido dos pilares fundamentales para mi construcción profesional y personal”

Todo ello me ha dado la oportunidad de conocer y compartir momentos con tantísimas personas de todo el territorio estatal, conocer la diversidad y entender que tu realidad no es ni la única ni la mejor, sino que hay muchas maneras de construir buenas prácticas. Me ha permitido debatir, analizar, proyectar e imaginar otra realidad y luchar por construir una realidad que respete los derechos de los niños y niñas.

 

Con Irene Balaguer y Marta Mata, en el encuentro estatal de 2004.

En un primer momento se montaron los consejos de redacción, que procuramos que recogieran la diversidad de situaciones en que la infancia vive y crece en las distintas comunidades autónomas, construyendo entre toda esa gente una complicidad colectiva con un modelo de escuela, generando interrelaciones con los diferentes contextos de vida de la infancia, trabajando y proponiendo acciones para que las políticas para la primera infancia fueran respetuosas con las maneras de ser y de crecer de los niños y las niñas.

Porque para trabajar con la infancia no hay un modelo único, sino que hay múltiples maneras de hacerlo con un rigor. Trabajar con los pequeños no puede ser fruto del azar o la improvisación.

Recuerdo los consejos de redacción discutiendo y debatiendo con los representantes de las distintas comunidades autónomas cuáles eran las situaciones habituales en las escuelas y pensar cuáles serían las líneas editoriales o las líneas temáticas que podrían ayudar a los profesionales a mejorar su práctica, entendiendo la revista como un instrumento que ayuda a construir realidad y a mejorar la realidad, no desde la sapiencia externa, sino desde los iguales que se transmiten y comparten entre sí. Creo que una de las características que siempre ha tenido Infancia es que se construye, se escribe con gente que está en la realidad, en la praxis, y comparte su manera de entender. No son artículos teóricos academicistas, sino que son artículos de reflexión sobre la acción, de reflexión sobre lo que cada día las maestras y maestros construyen.

También el hecho de poder compartir luchas –por ejemplo, cuando fue la logse, cuando han salido los decretos de enseñanza de los distintos territorios…–, de poder hacer análisis críticos, poder hacer propuestas, campañas… Cuando se hizo el primer estudio con el Ministerio de Asuntos Sociales, no había datos de escolarización de 0-6, y esa realidad no existía si no había datos. Recuerdo el intento que se hizo desde las comunidades autónomas para recoger esos datos, el número de centros que atendían a la infancia, el número de niños y niñas que asistían, las ratios…

E. M. y M. I. V.: ¿Te gustaría compartir con nosotras y con los lectores de Infancia algún recuerdo que guardes con cariño?

M. B.: Recuerdo con mucho cariño cuando celebramos el Primer Congreso de Infancia, que fue en Barcelona, en 1994. Allí nos reunimos todos los consejos para preparar las ponencias conjuntas que se hicieron entre distintas personas de los consejos.

También los encuentros estatales, que se mantuvieron durante muchos años. Esos encuentros servían para que muchas personas pudiesen tener acceso a experiencias innovadoras; entonces, en esos encuentros estatales, podíamos entrar en contacto con muchas personas y muchos colectivos que para la gente que estamos en provincias es muy difícil poder conocer y acceder a ellos.

Y los viajes pedagógicos, que fueron una puerta abierta al mundo… Existía una gran complicidad con el consejo de redacción de la Infància catalana, que eran quienes organizaban estos viajes. Gracias a estos viajes he podido conocer muchas realidades europeas, latinoamericanas…, no solo por conocer la experiencia, sino por los debates que manteníamos entre quienes íbamos. Estas experiencias fueron muy enriquecedoras para mí.

Encuentro en la Asociació de Mestres Rosa Sensat, 2006.

Me recuerdo a mí misma cuando fui la primera vez a Barcelona, antes de montar la revista, en un piso en la calle Córcega que era donde estaba Rosa Sensat, de repente, en una habitación, en una esquina… estaba tan fascinada por poder reunirme con personas como Irene, como Pepa Òdena, como Juanjo Pellicer…, que para mí eran personas muy importantes.

Y había algo que siempre decía Irene que yo recuerdo con mucho cariño. Ella planteaba que el hecho de que nosotras construyésemos esa red servía para que encontrásemos esa complicidad con otra gente que estaba en otros territorios, pero viviendo una realidad en algunos aspectos muy similar a la propia. Hemos visto cómo a veces desde las administraciones públicas han hecho auténticas barbaridades en la organización y en la gestión, o en el desarrollo de los currículums… Y ese mensaje de que «no estamos solos» es fundamental, porque, si cada uno miramos solo nuestra realidad, nos podemos sentir solos.

Porque somos pequeños y estamos solos. Pero si nos conectamos con otras realidades que piensan como nosotras formamos una red mucho más potente. Y también sientes que tu manera de entender cómo puede ser la realidad para los niños y las niñas y para sus familias es compartida.

Infancia ha sido eso, la construcción de una red. Ese concepto de la revista como red… La revista no son solo las páginas en papel. Es un entramado de personas comprometidas con la infancia.

E. M. y M. I. V.: Sabemos que también has estado implicada en procesos de reforma legislativa. ¿Qué cambio en el sistema educativo esperabas haber presenciado a lo largo de tu vida profesional con respecto a la primera infancia y aún está en proceso de consolidarse?

M. B.: En ese camino por recorrer, una de las cosas por las que siempre hemos luchado es entender la unidad de la etapa, el 0-6 como etapa educativa. Y ha habido pasos adelante y pasos atrás. Hay un camino que recorrer importante, pero creo que hoy nadie duda de que la educación infantil es importante en el desarrollo y en el crecimiento de los niños y las niñas. Nadie se cuestiona que una familia lleve a su hijo o a su hija a un centro. Otra cosa es que veamos qué tipo de centros y la necesidad de que se diversifiquen los centros que existen.

También queda mucho camino por hacer para que las administraciones públicas se comprometan de manera rigurosa con centros públicos que atiendan a los niños y las niñas de estas edades, porque la escuela pública es la única que puede garantizar la equidad en esta sociedad. Y por tanto, la Administración pública tiene la obligación de ofrecer centros públicos para que los niños y las niñas y sus familias encuentren lugares de alta calidad para su crecimiento.

También aparecen decretos con los currículums que a veces son bastante desafortunados, porque las prácticas que emanarían del desarrollo del texto legal no respetan el crecimiento de los niños y las niñas. Confío mucho en la capacidad de las maestras y de los profesionales de la educación de que el sentido común les haga ver qué cosas sí y cuáles no. Porque los profesionales son más rigurosos que las normativas. Porque a veces desde las políticas educativas se piensa que la transformación viene desde el texto legal, y el texto legal puede apoyar prácticas educativas que impulsan la transformación.

Otro asunto por resolver aún es la formación inicial. Hay un salto tan grande desde las facultades a la escuela infantil… La escuela infantil tiene una entidad en sí misma y la formación inicial necesita revisar esa visión de un 0-6 con entidad propia donde el 0-3 también esté presente. Porque el 0-3 es el gran perjudicado de todos los procesos del sistema educativo, se olvida de manera sistemática cuando realmente es la pieza angular. Por eso es necesario que la facultad y la escuela realmente se nutran la una de la otra. Porque las escuelas necesitan formación teórica, pero no puede ser que esa formación teórica sea ajena al desarrollo cotidiano de lo que sucede en las aulas.

Y en la formación permanente, la Adminis­tración educativa también tiene obligación de ofrecer buenos recursos de formación a los profesionales, a través de los centros de profesorado. Para que un profesional siga ejerciendo una buena praxis, necesita tener una formación continua.

Otro aspecto para reflexionar creo que es el relativo al acceso a la escuela, que no siempre es igual para todas las familias. No todas las familias conocen o saben bien cuáles son los cauces para acceder a la escolarización. Y normalmente las familias más vulnerables son las que tienen más dificultades para encontrar esos recursos.

La sociedad tiene que comprometerse y entender que el que las criaturas encuentren lugares amables para su desarrollo y crecimiento no es una tarea únicamente de sus familias, sino de la sociedad donde esos niños y niñas viven. Las criaturas no son solo de sus padres y madres, son de todos; puedes tener hijos o no tenerlos, pero en definitiva esas criaturas son parte de nuestra sociedad, y por lo tanto su educación y crecimiento es responsabilidad de todos y todas.

E. M. y M. I. V.: Una parte importante de tu labor como pedagoga de las escuelas infantiles municipales de Granada ha sido el acompañamiento a las docentes. ¿Qué mensaje podrías lanzar a las profesionales que trabajan en la etapa y a las que están por llegar?

M. B.: Podría empezar diciendo que la primera tarea y más importante de un docente es escuchar a los niños y las niñas, ser capaz de mirar y de escuchar lo que las criaturas nos dicen en la cotidianeidad. Entendiendo que los profesionales cuando nos acercamos a los críos debemos partir de la realidad, no de la imagen que nosotros tenemos de esa realidad. Pararse a pensar en lo que los niños y las niñas me dicen cada día es la base del resto de la tarea docente.

Es importante tener en cuenta que esas criaturas no vienen solas, vienen con sus familias, por lo que no puedo mirar a esos niños y niñas sin tener en cuenta a su familia y a su contexto. Las redes familiares se han diluido y necesitan encontrar otros soportes donde compartir. Las familias encuentran en la escuela el acompañamiento a la crianza, y más con la transformación que ha vivido la escuela, pasando de ser un lugar que atendía a los niños y las niñas y promovía su crecimiento, a ser un lugar importante también para el acompañamiento a las familias.

Por otra parte, las docentes deben tener presente que una buena tarea docente no se hace en solitario, se hace en equipo. Una escuela es una construcción colectiva, nunca es fruto de una labor individual. Eso significa que tengo que ponerme en relación con mis compañeras y compañeros, compartir, debatir, tomar acuerdos… Mejorar la práctica educativa exige entenderla como una actividad ética y no instrumental, que pide un proceso continuo de reflexión de todos los que en ella participan.

Y, por último, entender a los profesionales de la educación como intelectuales. Porque las personas que nos dedicamos a la educación debemos ser curiosas, interesarnos por el mundo del arte, de la lectura…, de la cultura. Para poder transmitir ilusión, ganas e interés, las primeras en interesarnos por lo que pasa en el mundo debemos ser nosotras y nosotros. Es nuestra obligación tener inquietud intelectual.

Con las Escuelas Infantiles Municipales de Granada.


E. M. y M. I. V.:
En tu discurso siempre ha ocupado un lugar central la defensa de los derechos de la infancia, el defender a los niños y a las niñas como ciudadanos de pleno derecho desde el momento en el que nacen. ¿Cuáles crees que son los pasos más importantes que deberían dar la sociedad y el mundo adulto para lograr proteger y además promover estos derechos?

M. B.: Cuando yo reivindico que los niños y las niñas son ciudadanos con derechos, es porque la realidad es que se minusvalora el papel que una criatura tiene en esta sociedad. Como decía Janusz Korczak, ser pequeño no es ser menos. Esto significa que cualquier crío tiene los mismos derechos que un adulto. Y los niños, por las características de su momento vital, tienen unos derechos específicos de protección, de juego… por su manera de estar en este mundo.

La realidad es que en la mayoría de las ocasiones la construcción del mundo está hecha desde la mirada adulta y todo gira alrededor de lo que es importante para los adultos en la estructura económica. No se piensa lo que es importante para las criaturas, para su sano crecimiento. Y en la actualidad, viendo lo que pasa en Palestina… ¿cómo es posible que hoy en día se esté asesinando a niños y niñas de manera impune? Estamos asistiendo al genocidio de miles de niños y niñas indefensos, eso es renunciar a los principios básicos de la humanidad. El niño cuando nace necesita de adultos que lo acompañen a conocer y a construir su mundo. Y esos adultos son los responsables y deben ser quienes lo acojan con hospitalidad y quienes lo ayuden a crecer. Es difícil hablar hoy en día de los derechos de los niños cuando estamos viendo cómo se vulneran de manera continuada y sin consecuencias. Hoy es imprescindible agitar la conciencia de los adultos y asumir la tarea que nos corresponde, acoger con hospitalidad a los recién llegados.

E. M. y M. I. V.: Para terminar, ¿hay alguna reflexión final que quieras añadir?

M. B.: Os animo a que desde Infancia sigáis construyendo una herramienta que ayude a los profesionales de la educación a seguir construyendo una práctica de calidad apoyada en esta red que permite conocer y compartir experiencias. Que los profesionales de la educación encuentren en la revista un lugar para la reflexión y para el análisis de su vida cotidiana. Un lugar que les ayude a conocer, imaginar y construir escuelas que respeten a los niños y niñas, su manera de ser, su cultura, acogiendo sus contextos familiares. Ante una infancia amenazada e instrumentalizada, reivindiquemos escuelas que permitan a las criaturas tener tiempo y espacios para jugar, reír, imaginar… para ser niños y niñas sin prisa por crecer, para disfrutar de un crecimiento sano y amable.

Elba Mejías y Mª Isabel Vallejo,
Consejo de Andalucía.

Relacionats

Subscriu-te al nostre butlletí!
Vols rebre informació sobre totes les novetats formatives i activitats de l'Associació?
Subscriu-t'hi!

Escoles/Universitats amigues
Ets un centre educatiu que vol participar i cooperar amb equips de mestres compromesos amb la millora de l’educació a Catalunya?
Associa't i forma part de la xarxa!

Subscriu-te al nostre butlletí!

Vols rebre informació sobre totes les novetats formatives i activitats de l'Associació?
Subscriu-t'hi!

Escoles/Universitats amigues

Ets un centre educatiu que vol participar i cooperar amb equips de mestres compromesos amb la millora de l’educació a Catalunya?
Associa't i forma part de la xarxa!