Ahora que la tecnología fascina tanto a los adultos que parece que tendría que dominar la actividad de los niños, ahora que el mercado produce una gama amplísima de materiales o juguetes para trabajar alguna habilidad concreta con las imágenes, se evidencia que, si los niños y las niñas tienen a su lado a adultos que les ofrecen otro material, es posible ver y recoger la acción de su imaginación para hacer un tren, convirtiendo cada piedra en un vagón o en las piezas de una estructura sutil en la que se combinan la idea y la precisión necesaria para que se mantenga en pie: una piedra, dos piedras, tres piedras…