La cotidianidad de la escuela infantil tiene momentos mágicos de relaciones entre mayores y pequeños, y es en el trato directo entre niños y niñas de diferentes edades donde podemos observar gestos de complicidad, atención y respeto.
Son pequeños detalles que nos hacen darnos cuenta de lo importantes que son nuestras actuaciones hacia cada niño. Cada gesto nos delata y es una muestra muy explícita del respeto hacia los niños y las niñas que acompañamos.
Súria se da cuenta de que Dylan tiene mocos y actúa por iniciativa propia con una toma de conciencia exquisita de lo que va a hacer. En su mirada podemos intuir una anticipación de los hechos, como pidiendo permiso. Algo que los adultos nunca deberíamos olvidar.
Súria reproduce acciones que observa en su día a día, este reflejo del otro. Y al cabo de un rato se repite la situación con Arlet. Acciones, gestos y complicidades parecidas. Hay un tiempo de espera, de asimilación…
Acciones repetidas una y otra vez, sin convertirlas nunca en actos mecánicos y sin sentido. Ojalá los adultos seamos siempre conscientes del valor de estos detalles, sabiendo que en cada gesto hay una atención exclusiva, y que de niños y niñas también aprendemos mucho.
Eva Sargatal, maestra de escuela infantil