Después de unos años de letargo, el títere está cada vez más presente en las actividades educativas en la primera infancia. ¿Cuál es la fuerza de este lenguaje antiguo en la era digital?
El títere forma parte del entorno natural del juego del niño y, por lo tanto, es una herramienta que permite al educador crear un contexto estimulante y enriquecedor para los niños y niñas. Representa un modo divertido y atractivo de enseñar, y facilita las propuestas de abordar temas interesantes para la infancia, favoreciendo en consecuencia el desarrollo de los objetivos educativos. Es decir, facilita el juego simbólico, el «hacer como si» y la libertad de improvisación, que es tan agradable a la mentalidad infantil.
Los comportamientos espontáneos que llevan a cabo los niños y las niñas basados en la ficción nos dan la verdadera voz de la infancia y, si utilizamos los títeres, podemos ver fácilmente a los niños interactuar incesantemente con otras identidades en sus juegos. Estos comportamientos son parte de una estrategia sofisticada para conocerse a sí mismos, a otros, al mundo circundante… Decimos que niños y niñas juegan a «la maestra», a «las muñecas», a «la guerra»…, pero en realidad siempre hacen lo mismo, juegan a «la realidad» por cómo se les presenta a ellos.
En la era digital no hay un límite para usar títeres en educación, si se los considera signos de «un lenguaje» que se puede utilizar en las diversas disciplinas e idiomas. El teatro de títeres es la más completa entre todas las artes, ya que integra todos los otros lenguajes artísticos. Es precisamente por esta característica que las actividades con los títeres son capaces de facilitar la integración de otras formas expresivas y, por lo tanto, también del lenguaje digital –audiovisual, sonoro, etc.
Los niños y las niñas que tienen la oportunidad de pintar, interactuar con el pc, modelar, hacer teatro, bailar, tocar un instrumento musical, aprenderán mejor que otros a relacionarse con sus compañeros, a hablar y a escribir correctamente. En definitiva, es importante crear espacios educativos donde puedan expresarse creativamente y relacionarse libremente.
En este sentido, para garantizar un «buen» uso del títere en educación es necesario tener una idea de cuál es su valor y cuáles son sus límites, y de cuáles son los procesos psicológicos que se activan o se inhiben en las mentes de quienes lo animan.
¿Qué e entiende por «títere»?
El títere es un instrumento del teatro de animación, un tipo de arte teatral que utiliza, de hecho, títeres, marionetas, muñecos y sombras como protagonistas del espectáculo, como signos de un lenguaje fuertemente visual y sensorial. Por lo tanto, en el teatro de animación, además de los títeres, podemos incluir los pupi –marionetas sicilianas–, las marionetas y también las manos desnudas. Algunos artistas con talento manipulan objetos comunes tales como zapatos, utensilios de cocina u otros artículos que ponen en escena. También en este caso se trata de títeres, porque adquieren una función teatral.
En casos especiales –por ejemplo, para niñas y niños muy pequeños o personas con problemas en las manos–, y para facilitar la concentración en la palabra aliviando las dificultades de coordinación de los dedos, a veces se prefiere el títere de varilla –la marotte de los franceses o la rodpuppet de la tradición anglosajona– por su sencillez de construcción y manipulación.1
En la esfera educativa, los títeres pueden ser animados tanto por la persona educadora como por los niños y las niñas. Su animación puede tener lugar en muchas ocasiones y utilizando diferentes técnicas. Por ejemplo, en la presentación de nuevos contenidos, así como para proponer y transmitir una segunda lengua o una lengua extranjera. Se pueden improvisar diálogos utilizando el telón o con técnicas de animación a vista.
Para quien quiera profundizar en el tema, señalamos un libro que hemos publicado hace poco: El títere multilingüe. Un enfoque innovador para el aprendizaje de segundas lenguas y lenguas extranjeras.2 En este trabajo el títere se propone como una herramienta de alto valor pedagógico, también en la enseñanza-aprendizaje de un idioma extranjero, pues el aprendizaje no debería estar separado de la diversión, y el títere puede representar un instrumento valioso que une estos dos importantes aspectos educativos.
El títere posee un lenguaje que, por una parte, satisface las necesidades del juego de los niños y, por la otra, permite que el educador o la educadora creen un contexto estimulante y motivador en el proceso de enseñanza-aprendizaje de un nuevo idioma (segundo/extranjero). Los títeres ofrecen lo mejor cuando el educador, en lugar de enseñar reglas y gramática, acompaña a los niños y las niñas a descubrir y experimentar nuevos conocimientos y sensaciones a través de este lenguaje.
Como ya se ha puesto en evidencia, el títere es en todos los sentidos «políglota». Su uso permite al educador la exploración y la integración de diferentes lenguajes expresivos en el contexto cotidiano y real del niño y de la niña: expresión corporal, comunicación verbal y no verbal, improvisación, narración, relación con el espacio, música, sonidos de una segunda lengua.
Es muy importante poder crear un ambiente educativo estimulante en el proceso de enseñanza-aprendizaje de un idioma extranjero. En particular, en English Language Learners (ell) significa reproducir tanto como sea posible el entorno natural de los niños, un contexto familiar que les permita establecer una relación de confianza y afecto con los maestros y con sus compañeros.
Otra peculiaridad del lenguaje del títere es representar conceptos abstractos: de hecho, un títere puede personificar una canción, un idioma, una estación del año, una edad de la vida, un tipo de moral, un sentimiento, un estado de ánimo, etc. Tal peculiaridad puede ser un valor positivo para quien enseña un idioma extranjero, sobre todo a niños y niñas pequeños.
¡Podemos afirmar que entregar con libertad los títeres en la mano de los niños y las niñas es deseable y muy apreciado por ellos! Niños y niñas exploran con curiosidad y pasión este lenguaje expresivo a través del juego, la realización de espectáculos, ejercicios de improvisación, etc., y son felices de incorporar los títeres en sus juegos simbólicos. De hecho, ellos pueden desarrollar por mucho tiempo este tipo de entretenimiento sin tener que ponerse de acuerdo o sin tener que seguir un guion: un aspecto misterioso para nosotros, adultos. Podemos ver fácilmente actuaciones fantásticas con muñecos-títeres animados por niños y niñas, con diálogos espontáneos y situaciones muy divertidas.
Así y todo, es importante señalar que, contrariamente a lo que muchos creen, el teatro de títeres es un arte tan difícil como tocar un instrumento o pintar un cuadro, pero esto no debería preocuparnos, ya que el propósito de los servicios educativos no es formar profesionales en este género sino ofrecer un nuevo lenguaje con calidad y dignidad educativa. Pese a la belleza de ciertas creaciones de los niños que pueden emocionarnos y tentarnos a asociar estas creaciones a las obras de grandes artistas, los títeres no se entregan a los niños para que creen obras memorables y luego poder exhibirlas fuera del contexto escolar. Estamos hablando solo de herramientas que sirven para estimular mayormente la expresión y las habilidades de comunicación de los discentes (cfr. M. Sweet, 2001).
La idea es proponer el uso del títere en educación a sabiendas de cómo crear las condiciones para que experimenten este lenguaje libremente, de manera que cada uno –y en actividad de grupo– pueda descubrir, estructurar e integrar diferentes habilidades y aspectos de su propia personalidad y de su propia historia, enriqueciendo la propuesta educativa.
Es muy importante recordar que, para que el uso del títere en educación sea «fecundo», esta actividad debe seguir siendo esencialmente un juego, y como tal es una función libre. Esta característica no se contradice en absoluto con las propuestas de desarrollar temas específicos a través de este instrumento. Un buen educador es aquel que entrega todo en clase y reconoce la importancia de su figura en el desarrollo cognitivo y social de sus educandos. Por lo tanto, no hay nada mejor que utilizar el títere para fomentar la libertad expresiva de los niños y las niñas, y despertar la creatividad de cada uno de ellos en actividades de grupo.
En educación, las actividades de animación pueden ser de mucha calidad si el uso de los títeres busca involucrar activamente a los discentes, creando espacios inclusivos para todos y respetando las particularidades de cada uno: los diferentes ámbitos de experiencia, las habilidades, los saberes, los distintos niveles de madurez y sensibilidad, y también valorizar e incorporar en la vida de la clase la historia familiar de cada niño y niña.
El títere, con su «alma» transcultural, puede hablar varios idiomas y puede viajar por el mundo, promoviendo, a través de sus historias y sus emociones, experiencias con culturas cercanas y lejanas. Todo depende claramente de cómo se proponga, y en esto ¡el títere puede ser una herramienta valiosa!
La tarea del educador es crear un contexto donde sea posible conocerse a sí mismo y comprender a los otros, un espacio de escucha y al mismo tiempo de narración –y autonarración–, un espacio para el encuentro y el distanciamiento (ver Demetrio D., Favaro G., 1992). El personaje de títeres, siendo un instrumento privilegiado para la mediación entre el adulto y el niño, estimula la confrontación en el grupo, facilita la promoción y el reconocimiento de las diferencias, promueve y mantiene el espacio para el disenso y el debate.
En resumen, ¿cuál es la fuerza de este lenguaje antiguo en la era digital? Su fuerza está en la capacidad simbólica del lenguaje que poseen los títeres, que permite al educador «equiparse» y elegir temas relacionados con los intereses de los discentes, útiles para los proyectos educativos en cuestión y para acompañar a los niños y las niñas en su camino de crecimiento. El títere puede ser una herramienta maravillosa en educación si se concibe como un instrumento capaz de crear un contexto estimulante y motivador para elevar la calidad educativa a través del juego.
Paula G. Eleta, socióloga y docente,
especializada en educación inclusiva.
Mariano Dolci, titiritero y tallerista.
Notas
- Por estas características es también la técnica más adoptada en las actividades terapéuticas.
- Dolci, M.; Eleta, P., El títere multilingüe. Un enfoque innovador para el aprendizaje de segundas lenguas y lenguas extranjeras. Amazon, 2018 (en digital y en papel).