En todas las cosas hay una rendija

Majken Bentzen, pedagoga danesa que trabaja con niños y niñas de 6 a 10 años.

 

“En todas las cosas hay una rendija. Es así como entra la luz.”
Leonard Cohen

Niños y perros jugaban juntos bajo el sol en la plaza del Poble Romaní del barrio de Gràcia de Barcelona. Los jóvenes pasaban el rato y los adultos descansaban en los bancos. Y nosotros, los participantes del ConCrit de este año, estábamos sentados a la sombra refrescante de las acacias.

El ConCrit debe de ser el congreso menos lujoso que ha existido jamás. Los participantes debían encargarse de su propio transporte, del alojamiento, de las comidas y las bebidas. Eso sí, el congreso es totalmente gratuito. No hay bolígrafos, carpetas brillantes o impresionantes presentaciones en PowerPoint, pero hay algo que otros congresos envidiarían: unos entornos fantásticos y unos asistentes interesados, comprometidos y entregados.

La organización y el programa eran sencillos. Era una combinación de presentaciones, debates plenarios y debates en grupo. Los debates en grupo tenían lugar en bares y cafés de la zona. Esto creaba un ambiente informal, un ambiente característico del ConCrit.

El tema de este año era “La infancia”. Las presentaciones fueron variadas. Pedro Nunes da Silva, de Portugal, habló de implicar a un pueblo en la labor pedagógica. Gella Vernava habló sobre la lengua y el reconocimiento de la pedagogía en las escuelas infantiles de Grecia. Søs Bayer habló sobre la infancia como constructo y sobre lo que la gestión de los objetivos provoca en nuestra percepción de la infancia. Luis Ribeiro, de Portugal, habló de acompañar la curiosidad de los niños y niñas por el entorno cercano y por el mundo entero. La danesa Herdis Hoft habló sobre la cultura de los niños y la importancia del juego para la educación democrática. Francina Martí Cartes y Marta Guzman fueron las ponentes locales de España. En un cine local se proyectó la película Barndom (“Infancia”), una película noruega de Margreth Olins que dio lugar al debate más animado del congreso de este año.

En el ConCrit de este año, además de los ponentes de las presentaciones, había profesores, pedagogos, maestros, estudiantes, dirigentes sindicales y mucha otra gente. Todo el mundo participó en los debates de grupo. Ello posibilitó hablar sobre la curiosidad con Luis, debatir sobre el reconocimiento de la pedagogía con Gella y sobre educación con Dorrit, o cualquier cosa que uno tuviera ganas de debatir con otros participantes.

En el avión de regreso a Dinamarca, me sentía feliz. Tenía la cabeza llena de pensamientos, de ideas y de conocimientos sobre la infancia en distintos lugares de Europa y sobre personas que querían realmente mejorar sus condiciones.

El próximo año, el ConCrit se celebrará en Lisboa. Ahí estaré, sin duda, y llevaré a mis colegas al congreso menos lujoso al que he asistido jamás.

Si el ConCrit es la rendija, el compromiso de los participantes debe de ser la luz que se filtra a través de ella.

Majken Bentzen, pedagoga danesa que trabaja con niños y niñas de 6 a 10 años. 

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