Los 100 lenguajes de la infancia. Relato y reflexión: “Educación en primera infancia, en contexto mapuche y tiempos de pandemia”

DESCARGAR  REVISTA  EN  PDF

Mari maripulamgen, mari marikompu che, inche Verónica MaliqueoNeicoPingeñ, inchetuwün nueva imperial warriamew, welu tañí lof folilcatrianchepiñgey. Hola a todos los hermanos y hermanas, y a toda la gente, soy Verónica MaliqueoNeico, mi procedencia es de la ciudad de Nueva Imperial, pero mi comunidad se llama Catrianche.

Soy educadora de párvulos y trabajo como asesora intercultural de jardines infantiles de la región de la Araucanía. Me gustaría compartir con ustedes, un relato y reflexión sobre lo que está pasando en educación en primera infancia, en contexto mapuche. Sobre todo, lo que han vivido los pichikeche, los equipos educativos y las familias en tiempos de pandemia.

La pandemia del COVID-19 y otros problemas que se han dado en el ámbito social, ambiental, económico y cultural, han traído mucho desequilibrio para todas las familias mapuche y no mapuche, en general. Desde el pueblo mapuche, esto ya estaba anunciado por las autoridades espirituales y tradicionales: Machi, lonko y genpin nos decían que venían tiempos con enfermedades, desigualdades, obstáculos y catástrofes naturales y que esto iba afectar principalmente a la che (gente) y a la mapu (tierra). Recibimos señales de la naturaleza, cuando observamos que la kila estaba seca; la generación de los eclipses, eran anuncios de lo que podía llegar; asimismo, los acontecimientos negativos que se han dado en el espacio ambiental, la falta de agua en algunas comunidades ha afectado y ha sido un desequilibrio para el kümefelen (equilibrio, estar bien) y el kümemongen, (buen vivir) de toda la comunidad.

Por otro lado, está la violencia institucional, ejercida por el estado chileno que viven muchas comunidades indígenas en Wall mapu, la militarización ha afectado indudablemente a los niños y niñas, ya que los pichikeches han tenido que observar y escuchar allanamientos, detenciones de familiares, enfrentamientos armados a cuadras del jardín infantil, el equipo educativo ha observado cómo los militares pasan por fuera del jardín y del colegio, con sus armas, maltratando a personas adultas y a niños y niñas mapuche. La violencia ejercida por la militarización ha sido brutal y claramente una vulneración del derecho del niño y niña, provocando un daño en su proceso de desarrollo individual, social y cultural. Asimismo, Impidiendo que algunos niños vivan en armonía, en plena libertad con sus familias, en su espacio y territorio.

Ahora cuando llega el kutxam (enfermedad) COVID-19, para el pueblo mapuche fue un golpe muy grande, ya que se perdieron muchas vidas de personas mayores, Laku, chezki, kuku, chuchu, abuelos paternos y maternos, Kimche; personas sabias que nos trasmiten el mapuche Kimun (conocimiento). Entonces el pasar por estas pérdidas, fue muy doloroso para el Piuke (corazón) y pulli (espíritu) de cada uno de nosotros. Este dolor también se reflejó en los equipos educativos y familias que están en los jardines infantiles, es por ello, por lo que la pandemia y otros problemas tanto sociales como culturales, trajeron mucho desequilibrio emocional para las personas: educadoras de párvulos, técnicos en párvulos, auxiliar de servicios, manipuladoras, familias
y principalmente los niños y niñas.

Desde mi rol como asesora intercultural, estuve en contacto con los equipos de los jardines infantiles de manera remota, usando los medios tecnológicos, en donde muchas veces no nos veíamos las caras, la idea principal era apoyar al equipo educativo, poniéndome siempre en el lugar de la persona, porque primero somos personas, era importante conocer el sentir de cada uno, y en todo lo que estábamos viviendo, nos realizamos preguntas ¿Cómo estamos? ¿Cómo están los niños y sus familias? Se dio mucho espacio para escucharnos, para conocernos, para saber del otro, para apoyarnos en situación compleja, para ver el autocuidado, para conversar cómo se estaba dando todo esto en diferentes espacios. Luego nos preguntamos cómo podíamos avanzar en una educación de manera remota, sin dejar de lado los tiempos personales y familiares. También surgieron preguntas: ¿Cómo comunicarnos con las familias y con los pichikeches? ¿Cómo continuar con el aprendizaje del niño y niña? ¿Cómo tener espacios de diálogos con los adultos para avanzar con el mapuche Kimun? ya que la comunicación debía ser remota, sin presencialidad. Desde los equipos había mucho sentir cuando decía: “Ahora no podremos reunirnos como antes, cuando hacíamos Txawün”, “cuando hacíamos wetxipantu con los niños y niñas” “cuando hacíamos txafkintu (intercambio) con los pichikeches”, “ahora tendremos que comunicarnos por teléfono”. Desde estos comentarios y reflexiones, los equipos educativos comenzaron a tomar medidas occidentales para comunicarse con las familias, como el uso del celular, de plataformas digitales, reuniones on line con las familias. Estas estrategias ayudaban a la comunicación; sin embargo, impedían tener un contacto físico y más cercano con el otro.

Los equipos educativos comenzaron a realizar trabajo remoto, realizando cápsulas educativas que compartían vía wasap con las familias, con el fin de mostrar a los niños y niñas: epew (relatos orales) Ülkantun (canciones), ejecutar Tukukawe (huerto), juegos de Palín, juego del newenkantun (juego de la fuerza). Esto fue uno de los logros positivos que realizaron los equipos educativos, usando la didáctica y la tecnología e invitando a las familias a desarrollar experiencias cotidianas como poner la mesa, hacer la cama, preparar comidas con sus hijos/as/nietos/nietas en lugar grato, con el fin de continuar con el aprendizaje de cada niño y niña, motivando hablar en mapuzungun y en español, utilizando diversos implementos del hogar, siempre en un aprendizaje intercultural; Incorporando estrategias, metodologías e implementos propios del mundo mapuche, siempre desde lo concreto, lo vivencial, lo natural, desde una convivencia con el otro, mirándonos, conversando, escuchando. Esta vez, en un contexto más familiar.

Por ejemplo, el equipo educativo del Jardín infantil Los Aromitos, de la comuna de Angol, junto al Educador de lengua y cultura indígena (ELCI), realizaron cápsulas donde invitaban a las familias y a los niños y niñas a ejecutar experiencias del cuidado del Tukukawe (huerto). Aquí les contaban la importancia de realizar Tukukawe en su espacio; permitiendo cuidar la tierra y tener alimentos. Luego de la cápsula, las familias junto a sus niños y niñas realizaban huerto en su casa como se observa en las fotografías siguientes; los niños y niñas sembraban distintas semillas para posteriormente tener verduras: acelga, cilantro, tomates, lechugas, cebolla, perejil, papas y otros alimentos. En esta experiencia, los niños y niñas aprendieron desde los concreto, tocando, observando y haciendo el huerto con todas sus etapas; preparando la tierra, sembrando en diferentes espacios, luego regando, conversando con su familia en el cuidado de cada semilla, para posteriormente cosechar, cocinar el producto y servirse en la hora de almuerzo.

Así también, en el jardín infantil AyleyPiuke de la comuna de Purén, los pichikeches (niños y niñas) en su hogar realizaban experiencias cotidianas que se dan en el campo, como ir a sacar los huevos en la mañana. En la foto siguiente, observamos a un niño tocando los huevos y contando en mapuzungun, pudiendo identificar colores, tamaños, texturas de éstos. En la otra foto, un niño alimenta a las aves, tirando trigo y maíz, teniendo la responsabilidad de alimentarlas dos veces al día. Aquí el niño comunica un lenguaje verbal y corporal, primero al llamar a las aves (uso de onomatopeyas) y por otro lado la comunicación de sentimientos (alegría) al realizar esta acción. El niño va explorando el medio natural, reconoció características de las aves, como los colores, tamaño, formas, conoció sus necesidades básicas, como la alimentación. A su vez, estableció relaciones de semejanzas y observó las diferencias entre un ave y otra. Múltiples aprendizajes que se dieron en un contexto directo con la mapu (tierra) y con la familia.

Se muestra a los pichikeches en el hogar, cuidadando el Tukukawe.

Pichi wentxu contando
huevos en mapuzungun.

 


Pichi wentxu Jardín Infantil comuna de Purén

Si bien es cierto los niños y niñas tuvieron aprendizajes significativos junto a sus familias, en su entorno: en el huerto, invernadero, en la ruka, en el camino, en su territorio, también creo importante que los niños y niñas puedan volver al jardín infantil, que puedan interactuar con otros, con sus pares, en diferentes espacios que se dan fuera del hogar, motivando su aprendizaje a través del juego, con el fin de que el niño y niña pueda investigar, disfrutar, interactuar a través del diálogo con sus pares, respetar otras miradas, resolviendo problemas de manera individual o colectiva.

¿Cómo reconstruir una nueva educación?
Tomando en cuenta los múltiples reportes de las familias, en las experiencias realizadas en el hogar y en el campo en tiempos de pandemia, estos nos dan ideas, para construir propuestas más pertinentes a su cultura y territorio, respondiendo a la diversidad de las familias y generando experiencias con mayor sentido, valorando su vida y su historia cultural.

Por otro lado, es importante seguir las prácticas educativas desde la visión mapuche, una educación donde los principios y valores del mapuche Kimun son fundamentales: el respeto hacia el medio, hacia nuestro entorno, respeto a la ñukemapu (madre tierra), a los espacios, a los ngen o espíritu del lugar; ngen del lafken (espíritu del mar,) ngenlewfu (espíritu del rio), ngen Mahuida (espíritu de la montaña), ngenmapu (espíritu de la tierra). Cuidando y protegiendo siempre nuestros espacios, podemos estar en equilibrio. Por otro lado, seguir escuchando a los Kimche y autoridades tradicionales; son ellos los que tienen el Kimün y la sabiduría ancestral, son los que nos entregan los consejos, nos guían en nuestro caminar. Por ello, es importante realizar rakizuam (pensamiento) y reflexión con toda la comunidad educativa, con las familias, con los niños y niñas. Donde la participación es fundamental, ordenando las ideas de lo que ha pasado y de lo que hemos vivido y proyectarnos en la educación que queremos para los pichikeches en wallmapu.

Debemos continuar pensando de manera crítica e instalando una educación más humana, más justa, más respetuosa con todos sus derechos, una educación sin racismo y sin discriminación. Construir una educación intercultural crítica para llegar a una trasformación y preguntarnos desde ahí ¿Qué aprender? ¿Cómo aprender? y ¿Para qué aprender?

Para ello, es necesario que las instituciones garanticen la protección de los niños y niñas en todo aspecto y garanticen el cuidado del educador al retorno del jardín infantil, sin llevarlos a la sobrecarga laboral, pensar si están bien los adultos, estarán bien los niños y niñas. Dar espacios de autocuidado para los agentes educativos y conversar más sobre la educación emocional desde un contexto mapuche.

Por último, creo importante levantar protocolos desde un enfoque de derechos y con pertinencia cultural, escuchando a las familias, equipo de jardín infantil y a las comunidades indígenas de cada territorio. Felepemay (Qué así sea).

Mañumkompu che, Pewcayal.

¡Gracias a toda la gente, hasta pronto!!

Verónica MaliqueoNeico
Educadora de Párvulos, Universidad de Artes
y Ciencias Sociales (ARCIS) Santiago de Chile

Subscriu-te al nostre butlletí!

Vols rebre informació sobre totes les novetats formatives i activitats de l'Associació?
Subscriu-t'hi!

Escoles/Universitats amigues

Ets un centre educatiu que vol participar i cooperar amb equips de mestres compromesos amb la millora de l’educació a Catalunya?
Associa't i forma part de la xarxa!