Infancia y sociedad. Competencias digitales en 0-6 ¿oportunidad o amenaza?

¿Qué podemos hacer respecto a las tecnologías de la información y las comunicaciones (tic) en educación infantil? A partir de un análisis de la dinámica social que están generando y del contexto educativo en el que surge la inclusión de las competencias digitales que se prescribe en la normativa que desarrolla la implantación de la lomloe, se proponen algunas pistas en relación con su desarrollo en educación infantil.

Paradojas de la era digital. Conectividad y aislamiento. Inequidad
La era digital recién llegada ya ha trastocado nuestras realidades y nuestras referencias. Nunca una revolución tecnológica había provocado cambios tan profundos, a tan grande escala y en tan poco tiempo: nos ha permitido superar parte de los graves riesgos del aislamiento pandémico; las familias emigrantes pueden mantenerse en contacto; nos permite acceder a recursos formativos impensables; nos aporta múltiples respuestas a pequeñas dudas cotidianas y la podemos utilizar para indagar en grandes interrogantes.

Pero lo digital es, en sí mismo, paradójico: por un lado, nos aligera la tarea, pero acaba teniéndonos casi permanentemente atareados. Se plantea como un recurso tecnológico necesario para todo lo que tiene que ver con la dimensión económica, mejorando el dinamismo de los procesos mercantiles y productivos, pero el importante incremento de beneficios aumenta la inequidad porque se los quedan los de siempre.
Nunca habíamos estado tan conectados y, sin embargo, no podemos decir que la comunicación haya mejorado globalmente. Sobre todo, no ha incluido mayor conciencia social, ni participación en las cosas de todos, y ha diluido el sentimiento de pertenencia a la comunidad natural.

Por un lado valoramos las oportunidades que nos ofrece el mundo digital, pero por otro constatamos que, sobre la base de estas tecnologías, la globalización económica e ideológica ha generado una dinámica en la que las desigualdades crecen, las democracias se fragilizan y sentimos amenazas crecientes viendo que los malos usos crecen a un ritmo amenazante para nuestro equilibrio colectivo.
Como dijo Aldous Huxley en 1958 refiriéndose a las tecnologías: «Son una prisión sin paredes en la cual los presos no sueñan con huir. Un sistema de esclavitud en que, gracias al consumismo y al entretenimiento, los esclavos aman su esclavitud».

Infancia y tecnología. Desprotección
En el ámbito de la infancia son muchas las evidencias que advierten de graves riesgos que están ocasionando ya dificultades y trastornos. Además, ponen en cuestión los supuestos beneficios casi milagrosos que se supone se derivan del uso de pantallas. La amplia documentación ya existente advierte de

1. La falta de sensibilidad educativa y coherencia ética en muchas de las producciones y programas destinados a la infancia. Por solo citar una dimensión, hay evidencias de cómo los espectadores infantiles son influidos y reproducen en sus juegos los valores de violencia presentes en muchos episodios;
2. La incidencia negativa que las pantallas producen en el desarrollo y funcionamiento del cerebro infantil: el tiempo de pantalla excesivo se asocia con retrasos en el desarrollo general;
3. Los patrones de ansiedad, las dificultades de regulación emocional, de atención, los trastornos en el sueño y en la alimentación, los trastornos afectivos, el desinterés por lo próximo, las dificultades para el control ejecutivo y el esfuerzo…, que aparecen vinculados al uso de ordenadores y pantallas en general en niños y niñas;
4. Por descontado, las dificultades para regular su uso sin que generen dependencia y conductas desafiantes, y
5. El impacto negativo de las pantallas en la vida familiar. El conjunto de estudios que analizan el impacto que las tecnologías digitales producen en muchas familias coinciden en hablar de la generación de «huérfanos digitales» que se derivan como consecuencia del uso abusivo de las pantallas por parte de los adultos cuando están con niños.

Sentimos desprotección al constatar que las niñas, los niños y sus entornos próximos, escuelas y familias, deben adentrarse en estos territorios sin el respaldo de una sociedad y unas administraciones comprometidas en cuidar y ofrecer recursos para que la dimensión digital sea un mundo de oportunidades y no, sobre todo, de amenazas. No podemos aceptar que las escuelas y las familias se encuentren solas ante las tecnológicas.

LOMLOE y Educación Infantil. Competencia digital y pensamiento computacional. ¿A dónde nos llevan con tantas prisas?
A pesar de ello, la reforma educativa planteada por la lomloe en lo concerniente a los currículos prescriptivos de la educación infantil ha incluido la alfabetización digital identificándola como esencial.

Trata el tema como si fuera una solución a nuestros problemas. Por ejemplo, el Real Decreto 95/2022, de 1 de febrero, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas mínimas de la Educación Infantil, incluye treinta referencias a «computacional», «digital», «tecnología», todas ellas relevantes, concretas y evaluables. Sin embargo, la «equidad» y la «inclusión» solo cuentan con doce citas y en ningún caso están incluidas en lo evaluable.
Llama la atención que, por ejemplo, se señale que los niños y las niñas de infantil deben «usar de manera ética y eficaz las tecnologías» sin ninguna mención ni un solo compromiso sobre la regulación de los contenidos que ofrecen las tecnológicas ni para impedir las estrategias esclavizadoras que utilizan para mejorar sus beneficios.

Exige rellenar los planes educativos de educación infantil con objetivos de competencias digitales que apenas conocemos y con unos riesgos que apenas empezamos a atisbar. Basta hacer un repaso de las publicaciones relacionadas con educación infantil para constatar la fase inicial en la que nos encontramos en recursos pedagógicos vinculados a lo computacional y a lo digital.

Además, el ritmo frenético del conocimiento y el desarrollo tecnológico conlleva la continua obsolescencia del intento de definir tareas o competencias específicas.

Qué lástima que las administraciones educativas no hayan confiado en la capacidad de muchas escuelas para, con los apoyos necesarios, experimentar reflexivamente. Por el contrario, con más urgencias que referencias fiables, obligan al sistema escolar español a decidir apresuradamente.

Andamos todavía saliendo de la pandemia, sus consecuencias entre niñas y niños siguen presentes y parte de los maestros no han salido indemnes. Sin pausa, empujan a los centros a encarar este nuevo frente. Su necesidad no justifica que se haga precipitadamente.

La tecnología digital, la globalización en todas las dimensiones…, están destinadas a cambiar nuestras maneras, pero ¿en qué y hacia dónde debemos cambiar? Si no lo podemos ir pensando y decidiendo entre todos, serán las tecnológicas quienes nos dirigirán a lugares que consideren de su interés.

Algunas pistas en relación con el desarrollo de competencias digitales en educación infantil. ¿qué podemos hacer?

La escuela no tiene ninguna posibilidad de superar por sí sola la complejidad y las dimensiones de la situación que acabamos de describir. Pero tampoco se podrán afrontar con éxito estos retos sin contar con los centros educativos.

No haremos en este artículo referencia a la equidad digital para que estos procesos no fragilicen aún más la función igualadora. Es una dimensión esencial que necesita un abordaje extenso y específico.

1. Damos por sentado que en el primer ciclo de educación infantil no se intentará desarrollar ninguna práctica educativa relacionada con inicios de competencias digitales por razones obvias en tanto los recursos tecnológicos sean los actuales y mientras los estudios neurológicos no varíen sus actuales conclusiones al respecto.
2. La interconectividad del centro no puede ser exclusivamente virtual, buscando intercambios y colaboraciones a través de internet con interlocutores deslocalizados. Por el contrario, sobre todo debe incluir la presencialidad. Las escuelas han de compartir algunos objetivos con los centros de salud, con los profesionales y entidades de la zona, con los movimientos culturales y sociales. Los niños tienen que tener experiencias, ideas y recursos que los capaciten para la participación ciudadana. Los desafíos de la educación necesitan redes de corresponsabilidad educativa presenciales.
3. Los parámetros pedagógicos de la calidad infantil están bien definidos:

1. El juego, el movimiento y la expresividad;
2. La afectividad segura y sana. Atención privilegiada a los aspectos afectivos y emocionales;
3. La socialización y la cooperación como marco del desarrollo;
4. La equidad y la inclusión como dinámica permanente;
5 Vida cotidiana muy cuidada como espacio de bienestar;
6. El equilibrio entre iniciativa infantil, actividad dirigida, autonomía y personalización educativa en un marco inclusivo y globalizador;
7. La riqueza y el protagonismo del lenguaje;
8. La plena conciencia, la disponibilidad, la observación y la escucha como bases de la presencia de los maestros y maestras;
9. La colaboración entre familias y entre familias y maestros;
10. Disponibilidad de recursos necesarios para la detección, evaluación y apoyos educativos para poder gestionar la atención a la diversidad.

La experiencia educativa de calidad debe ser el referente y hace falta asegurar que la implantación de entornos digitales y de aplicaciones suponen un refuerzo a dichas bases metodológicas, no su interrupción.
Es imprescindible integrar estrategias y metodologías para «lo digital» que respondan a las necesidades y opiniones de los maestros y maestras y de las familias. De lo contrario, el mundo informático impondrá sus modelos.
La dinámica de aprendizaje en las competencias digitales puede ser diferente, pero no contraria a la lógica de la educación infantil.

4. Ya sabemos que la adquisición de destrezas digitales no está solo condicionada por el acceso a dispositivos y redes. Como señala Núria Vallès-Peris, las criaturas no pueden aprender solas los valores y competencias digitales, de la misma manera que, a pesar de haber nacido en una cultura en la que desde hace siglos se come con cuchara y los criterios de alimentación sana están muy extendidos, no por ello los niños y las niñas pueden aprender solos el entramado de habilidades, valores, hábitos, conductas sociales, capacidad de regulación y salud alimentaria. Además, no por ser la alimentación un proceso individual deja de plantearse en la escuela como una dinámica colectiva, de cooperación y de intercambio.

5. Es necesario que los maestros y las maestras cuenten con espacios de formación e intercambio de experiencias y apoyo mutuo, dotados de recursos y de apoyo administrativo. También debemos organizarnos en comunidades de reflexión y pensamiento crítico en torno a las tecnologías digitales.

Cualquier transformación importante de los objetivos, contenidos y metodología escolares debe hacerse contando con la participación de la comunidad educativa y necesariamente implica un proceso lento si se pretende que sea solvente y creíble, y que no sea un bandazo más de los que ha tenido que reponerse el sistema educativo.

Las iniciativas que pretendan crear recursos para los críos de segundo ciclo de educación infantil deben contar con maestros competentes en estas edades y escuchar primero las necesidades y características de los recursos digitales que se necesitan.

6. Es preciso que desde administraciones y organizaciones educativas se monitoricen de manera constante los efectos de la introducción de nuevas tecnologías en los grupos de infantil. Es necesario que las transformaciones se realicen de manera progresiva haciendo estudios de seguimiento para garantizar que la innovación tecnológica se está empleando con criterios de equidad y calidad pedagógica.

Para que sean educativamente válidas, las actividades y los usos digitales no basta con que sean atractivos. Las chuches y los bollicaos también lo son y es fácil convenir que no son adecuados para el consumo infantil. Muchos recursos digitales, además de ser inadecuados, son adictivos. Los recursos digitales, para ser educativos, deben responder a los objetivos de la educación, y no deben tener ninguna contradicción con los procesos de desarrollo emocional, ni con la construcción de los sentimientos, de los valores ni del pensamiento crítico.
Deberemos ser capaces de generar una escala de evaluación al respecto.

7. Es imprescindible orientar y acompañar a las familias por una convivencia digital que sea respetuosa con la salud, las necesidades y el ritmo de los niños.

Es necesario apoyar y promover campañas permanentes, informativas y de sensibilización dirigidas tanto a las familias como a los profesionales de los servicios que atienden a las familias y a niños y niñas, que alerten a los profesionales de los síntomas de trastornos por el uso inadecuado de las pantallas, y que acerquen a las familias a recursos para el ocio sano, además de incentivar el silencio electrónico en los entornos familiares. 

Vicenç Arnaiz, psicólogo.
vicens.arnaiz@gmail.com

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