En la escuela entendemos el juego como algo innato y libre, fuente de placer, de vida y de aprendizaje. Por eso intentamos generar un contexto lo más respetuoso posible con el juego de los niños y las niñas. Cuando disponen de un entorno donde este respeto y esta libertad en el juego se da en su día a día, se muestra la grandeza de aquello que es efímero, nos muestran sus proyectos de juego.