«¿Cómo puedo hacerlo», me decía una madre el otro día saliendo de la biblioteca, «para que mi hija de 9 años lea, tal y como nos recomiendan en la escuela, sin que se convierta en una batalla?» A partir de esta problemática, se generan algunas preguntas: ¿cómo podemos acompañar las familias para transmitir el gusto por la lectura a sus hijos en lugar de obligarlos? ¿Cuándo empezamos, desde la escuela, a hacer lo mismo con los niños y las niñas?