Reflexionamos acerca del concepto que tenemos de escuela, de su función educativa y asistencial, en ocasiones banalizada socialmente o desprovista de las virtudes que proporcionan los cuidados cotidianos y su impacto en el desarrollo integral de la niñez. Por tanto, hemos necesitado revestir en ocasiones la palabra «escuela» con otros términos o nomenclaturas que acicalen su importancia, que reivindiquen su poder, desmereciendo una palabra institucional cuya esencia es en sí misma la preparación para la vida.