Parece que solo el ser humano puede hacer este movimiento tan refinado. Quienes trabajamos con los más pequeños hemos observado el interés de los niños y las niñas por las cosas pequeñas. Es muy frecuente ver a un niño deteniéndose ante una pequeña miga de pan, un hilito o un trocito de papel. Su curiosidad y su interés hacen que el cuidado y la precisión con que cogen y exploran con los dedos el tesoro que han encontrado sean extraordinarios.
Durante las comidas pasa algo parecido. Aquellos pedacitos de tortilla que tiene delante pasan a ser objeto de su curiosidad y el objeto ideal para probar y comprobar sus habilidades manuales. Dos dedos se encargan de recoger el grano de arroz o el trozo de tortilla con cuidado y precisión.