Día de lluvia, afuera todo estaba mojado. Nuestro patio, sencillo, con un suelo irregular, de arena y grava, se había llenado de charcos. Esto nos gusta, seguro que encontramos un rato para calzarnos las botas y salir a salpicarnos y remover esta agua oscura de color de chocolate. Llegó Marina con un caracol en las manos, que se movía valiente y curioso, levantando los cuernos.