Promover la construcción de aprendizajes es salir y dejar entrar. El aprendizaje no es patrimonio de la escuela: los niños construyen conocimiento continuamente y en todas partes. El entorno, tanto el natural como el urbano, se erige en una propuesta viva y cambiante. Estar fuera proporciona un placer que facilita las relaciones y estimula la participación.
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