Como cada septiembre comenzamos un nuevo curso, como cada septiembre lo hacemos con energías e ilusiones renovadas, y como cada septiembre pronto empezamos a reencontrarnos con los fantasmas que en el mes de julio dejamos aparcados en la escuela, con todo lo que no funciona, con todo lo que es injusto e incomprensible, con la queja y el desencanto.
Si hiciéramos una lista de deseos para el nuevo curso, sin duda amontonaríamos demandas de mejoras que no están en nuestras manos (reducción de ratios, mejoras de personal, especialistas en necesidades, etc.). Por ello nos hemos animado a hacer una lista de deseos a nuestra manera, con «los posibles», con todo lo que depende únicamente de nosotras, las maestras:
Ojalá te sorprendas cada día.
Ojalá las cosas pequeñas dejen de ser banales.
Ojalá redescubras cada día lo que te llevó a hacerte maestra.
Ojalá cada uno y cada una de los niños y niñas que te rodean se sienta escuchado y acompañado.
Ojalá vivas cada día en la escuela con ojos de niño.
Ojalá disfrutes y te emociones con lo que eres y con lo que haces.
Ojalá en la escuela te sientas como en casa y hagas que los demás se sientan igual.
Ojalá todos los días difíciles encuentres un equipo que te sostenga.
Ojalá nos encontremos y sintamos que juntas lo podemos todo, incluso cuando no podamos nada.
Ojalá puedas ver más allá de los ojos y escuchar más allá de las palabras.
Ojalá no des nada por sentado y siempre te interrogues.
Ojalá el reloj y la prisa no marquen el ritmo de tu día.
Ojalá no te sientas sola en este camino.
Ojalá empieces cada día con la ilusión de ser mejor que el día anterior.
Ojalá la formación te interpele, te mueva y te renueve.
Ojalá no vivas dejando pasar las horas y los días.
Ojalá abandones la zona de confort cuando ya no sea confortable.
Ojalá a tu alrededor alguien reconozca tu trabajo.
Ojalá seas tú quien más lo valore.
Y ojalá, cada día, a pesar de todo, sientas que merece la pena.
¡Feliz nuevo curso!
¡No dejes de creer!