“Las escuelas a pleno aire o al aire libre nacieron debido a la llegada a nuestro país de una nueva corriente pedagógica preocupada en solucionar la falta de Salud y de higiene de muchas criaturas que se aglomeraban en las grandes ciudades, mal vivían en apartamentos pequeños, oscuros y sin ventilación, llenos de humedad y suciedad.(…) las escuelas barcelonesas se esforzaron en mantener contactos con escuelas extranjeras a través de viajes continuados que demostraban el interés por modernizarse y progresar de aquellos jóvenes maestras y maestros.”
“La importancia del alumno como centro del sistema educativo y de la vida en contacto con la naturaleza; …”
“La escuela se ha de adaptarse a la criatura y la ha de prepararla para la vida a través del juego y no del trabajo; es en la escuela dónde se han de aprender las responsabilidades de la vida, aunque sea jugando”
Fragmentos extraídos del libro : Escuela Municipal Parc del Guinardó.75 Años 1923-1988. Ayuntamiento de Barcelona. Instituto de Educación.
El otro día, en la reunión con las familias, les explicaba que este curso, el virus, desgraciadamente, limita las relaciones espontáneas entre las criaturas de distintos grupos y también con las familias.
La parte buena, a cambio, ha sido redescubrir lo que habían visto los pedagogos hace 100 años: los beneficios de crecer y aprender al aire libre. Por cierto, nuestra escuela fue creada para ser una escuela al aire libre en el año 1923!!
Fotografias extraidas de: https://agora.xtec.cat/escolaparcdelguinardo/lescola/una-mica-dhistoria/
Los tres grupos de parvulario teníamos la suerte de tener las aulas con salida a una gran terraza común. Fue necesario poner como unos separadores ( feos, por cierto) para limitar la zona de cada grupo. La maestra especializada en educación física nos ha dado los bancos viejos y así cada grupo tiene marcada la parcela que le corresponde y a la vez usarlas para equilibrio, sentarse, saltar…
Aunque los límites no son difíciles de traspasar… Miquel y Roc son hermanos. Uno está en el grupo de 3 años y otro en el de 4. Sus grupos son vecinos.
Se nos ocurrió ampliar los espacios de juego hacia el exterior. En la terraza poner el material más resistente (piezas de construcción grandes, cuentos de páginas duras, construcciones pequeñas de plástico, troncos, piedras, ramas, y elementos que inciten al movimiento o que permitan crear nuevos espacios (cajas de fruta, bancos, pelotas, cestos…), que nos faltaba en el interior.
Nos ha funcionado de maravilla. Las familias pueden compartir ratos con sus hijas e hijos en la terraza todos los días. Antes lo hacían dentro del aula. Ahora no se puede entrar al recinto del aula, sólo a la terraza. Así las informaciones, los poemas y gran parte de lo que queremos compartir también ha salido del aula.
El papá de Àlex organiza partidos de basketball y sesiones de cuentos cada mañana; la mamá de Pau ayuda, junto a otros amigos, a organizar el “país de los animales” con maderas, ramas, y piedras; Urgell y su papá hacen un robot y leen cuentos… Mientras, algunas criaturas se van despidiendo de sus familias diciéndoles adiós, adiós, adiós… a través de la terraza y miran cómo se alejan.
Podemos también conocer a Mía, Bruna, Ismael, Ivet y hasta a Pedro que ha nacido hace poco, los hermanos pequeños que vienen antes de entrar en la escuela bressol. Nil tiene 2!
Todo ayuda en la cohesión del grupo, tanto en la entrada como en la salida, siempre hay momentos para compartir.
Nos daba miedo, que al no poder entrar las familias al aula, perdiéramos las relaciones pero no ha sido así. Las relaciones y la comunicación se han mantenido. Los dos espacios han quedado bien relacionados , los cochecitos de muñeca van desde la “casa” hacia afuera a pasear, con el móvil por si se han de comunicar cuando lleguen, los animales entran y salen a jugar en diferentes paisajes, hay salidas de “picnic” con el carro bien lleno…
Los pequeños que necesitan movimiento tienen un banco que hace de tobogán, colchonetas, cajas para armar circuitos, cestas y pelotas.
Antes nos faltaba ese espacio de movimiento, no había espacio en las aulas.
Algunos días también agregamos bandejas para jugar con agua.
Cuando ya han jugado un buen rato, suena una canción, y saben que lentamente se ha de ir terminando. Se visten las muñecas, se las pone a dormir, se ordenan los cuentos y piezas de construcción, los rompecabezas se unen y guardan en el armario, la pasta de sal se guarda en su caja, se barre el grano que ha caído de las bandejas…
Nos juntamos todos fuera. Se está bien. Algunos días nos sentamos en la tierra, cuando está más húmedo en los bancos, colchonetas o cajas. Charlamos y nos explicamos cosas, observamos el comedor de los pájaros para ver si los gorriones se lo han comido todo, se observan las líneas pintadas en el cielo por los aviones, les dicen adiós, porque dentro, siempre va, nuestra compañera Anna que se fue a vivir a Madrid. Dos tórtolas esperan pacientemente que acabemos de charlar para poder comerse las migas que dejemos del desayuno. Descubrimos algún cuento nuevo, poesías, juegos, músicas, jugamos con títeres, imaginamos y compartimos.
Y más tarde vamos a buscar el desayuno y también lo comemos afuera. Los gorriones están encantados. Antes les traíamos dátiles, que traíamos especialmente para ellos, y los dejábamos en el comedero pero hemos visto que cualquier trozo de manzana, o miga de pan que cae, les gusta. A veces nos escondemos dentro del aula para observar y espiar como dan saltitos entre las hojas.
Gorrión
Miga de pan
una galleta,
grano de trigo…
dentro la barriguita!
Aquí hauriem de posar també l’original en català.
Trozo de desayuno,
gusano que ha salido,
mosca que vuela…
Se los ha comido!
Desde una rama,
sobre un tejado,
ve lo que pasa…
Todo controlado!
Lola Casas
Cuando van terminando siguen jugando esperando a que todos acaben el desayuno.Tranquilamente vamos hacia donde toque aquel día.
Para no coincidir con el resto de criaturas del parvulario hemos ganado nuevos espacios. Tenemos la suerte de estar al lado del parque del Guinardó.
Antes jugábamos los tres grupos en el patio de los areneros. Era la hora del patio. Ahora vamos absolutamente a nuestro ritmo y cada grupo a su espacio. Hace gracia, porque con los pequeños ya ”no vamos al patio” sino vamos a jugar a… El tiempo de patio se ha desdibujado.
Hemos pedido al Municipio el uso de dos espacios de la zona de juego del parque.
El parque del Guinardó, desde la plaza del niño del Corro, consta de diferentes áreas de juego escalonadas. Nosotros hemos pedido el uso diario del espacio superior, (el más cercano a la escuela), y el de abajo de todo porque tiene una estructura de juegos de poleas y cubos que es muy divertido para manipular la arena.
Con el grupo de tres años vamos un día a la zona alta, dos al patio del arenero de la escuela, uno al parque a la zona baja y el último usamos la terraza de la escuela dónde sacamos las bicis, triciclos, pelotas, caballetes… que tenemos guardados en el armario.
Hemos hecho un calendario y así sabemos cada día dónde vamos a jugar.
¿Dónde vamos hoy? Si vamos al parque llevamos una bolsa con palas, moldes y cubos.
El camino ya es toda una aventura. Encontramos gente que nos pregunta a qué escuela vamos, jardineros que trabajan, gente que pasea perros y Ona se acerca rápido para preguntar si se puede tocar y cómo se llama.
En la escuela teníamos la costumbre de ir al bosquecito y al parque cada semana y lo seguimos manteniendo.
En algunos momentos estamos adentro en el aula, pero pasamos mucho tiempo afuera, también hacemos teatro, juegos, celebramos cumpleaños y escuchamos cuentos.
Fuera, al aire libre, pasan muchas cosas. Hay animales, agua para jugar con barquitos, frutas y semillas, líneas en el cielo, hallazgos… I se hacen tantos descubrimientos!,
Como está hoja que encontró Ona
-ES UNA HOJA
-TIENE AGUJEROS
-¿Y QUE PARECE?
-UN OJO, UN OJO Y UNA BOCA, DICE ONA
-UNA MÁSCARA
-!MIRA, PARECE UNA LETRA !
Arlet ha descubierto un saltamontes muy grande en la pared de la terraza. Saltaba mucho y se puso en el jersey de Bruc.
¡Que bien que estamos afuera! Cómo se aprende fuera, que bien jugamos afuera!
Se han necesitado 100 años y una pandemia para volver a descubrirlo.
Realmente el mundo de la educación tiene una “Curiosa evolución”.
Sílvia Majoral Queperu
maestra de educación infantil
