Cultura y expresión. En una sociedad que trastoca la vida en cosa, los niños trastocan la cosa en vida

Introducción
En el marco de una lógica social que pondera el valor de las cosas a la par que debilita el valor de la vida, es necesario reconsiderar la mirada sobre las infancias, el arte y la educación para la construcción de proyectos que tensionen esa lógica que el poder busca instituir, en pos de reinventar colectivamente modos de buen vivir. La articulación de un posicionamiento político pedagógico convoca dimensiones éticas y estéticas para educar a las infancias recuperando la energía vital que impulsa horizontes de porvenir en la complejidad del presente.

Qual é a contribuição das crianças?
En la fragilidad de lxs niñxs anida una fuerza vivificante que impulsa la dinámica social. En el marco de una sociedad de consumo en la que se ha agudizado la desigualdad, que desconsidera el latido de la vida, son los supuestos adultocéntricos los que organizan las relaciones imperantes, ubicando a lxs niñxs en una situación de subalternidad y buscando acallar así, esa energía que tanto requerimos en tiempos de desesperanza.

Sostenemos que una de las dimensiones a considerar para un proceso de transformación es atender a la voz, la mirada, las imágenes, los movimientos de lxs niñxs, dado que late en ellos el impulso por conocer, por preguntar y construir sentidos originales sobre el mundo. Afirmamos que, si nos disponemos a percibir a la infancia como una invitación a habitar un territorio en el cual sea posible trastocar las reglas de lo cotidiano, seguramente podremos recuperar legados que nos permitan restituir vitalidad a la trama social.

En este sentido, volver hacia la sabiduría silenciada de los pueblos originarios, puede resultar de valor: un anciano cacique de la tribu Mbyá, ofrece un ritual de agradecimiento a los/as niños/a de su comunidad y reflexiona sobre ellos en los términos que transcribimos a continuación:

Los niños son muy importantes. Cuando un niño nace, le da fuerza a los padres, a la madre, también me da fuerza a mí como abuelo

Eso respecto al niño como persona. Pero además cuando nace un niño, también nace un nuevo espíritu, que también da fuerzas espiritualmente. Por eso son muy importantes los niños. Teniendo en cuenta que no es solamente una persona, sino también un ser espiritual. Es muy importante cuidar de ellos. Además, cuando un niño nace nos trae esperanzas. El día en que veamos que ya no nacen más niños, en ese momento seguramente pase algo malo. Pero todavía hay esperanza porque vemos que los niños siguen naciendo… Siempre hay nuevas vidas y eso nos da esperanzas de que vamos a seguir viviendo.

Esta mirada propone un cambio de posición: que los adultos nos dispongamos en actitud de reciprocidad, que nos asumamos receptivos ante ese impulso, respetuosos y generosos ante la interpelación de la vida, será el motor de relaciones intersubjetivas que reconozcan y propicien tempranamente la autoría de ese ser en interacción con el mundo. Brindarnos a ellos, sin ubicarlos en situación de subalternidad sino jerarquizando su potencia nos desafía a seleccionar los manjares culturales más interesantes para ofrecerles como alimento simbólico que nutra su posibilidad de recrearlos. Es que la consideración de su aporte a la vida social no nos exime de la responsabilidad de atender la vulnerabilidad radical con la que llegan al mundo, dado que, tras su fragilidad, hay una fuerza de vida que nos interpela.

¿Cuál es el aporte de la educación?
Al decir de Rita Segato, nos atraviesa una lógica social que despliega una pedagogía de la crueldad que trastoca la vida en cosa, y “captura (aquello) que fluía errante e imprevisible como la vida, para instalar allí la inercia”. En esta cosificación de las relaciones sociales anida la violencia que desconoce la otredad.

Diante disso, precisamos resistir com um projeto em que não caiamos na tentação do esvaziamento a que somos levados pelos discursos que lutam pela modernização da inovação como um valor em si. Múltiplas experiências, que trabalham para a restituição de oportunidades de geração de fortalezas subjetivas e comunitárias, apostam em processos de transmissão cultural pensados ​​no sentido de dar abrigos simbólicos às infâncias. Só para dar uma referência, o extenso trabalho da antropóloga Michele Petit corrobora essa afirmação.

A seleção de legados culturais nos convoca sempre e de novo à tarefa sempre conflituosa de revisitar processos de memória histórica. A educação perde seu poder pedagógico com o esquecimento a que tenta nos impor o discurso do “viva o hoje pois nem o ontem nem o amanhã importam”. E essa mesma lógica também estimula o “salve-se quem puder, pois os outros não importam”. A produção do “comum” como dimensão ética política dos processos educativos se dilui nesse imperativo individual auto afirmativo do capitalismo selvagem em seu atual estágio semiótico, que desvincula o indivíduo de sua ancoragem contextual e comunitária.

Uma educação que gere não apenas processos de distribuição de capital cultural, mas também um processo de reconhecimento da marca singular e cultural das crianças exige estar atento aos processos de banalização das propostas pedagógicas. A banalização se expressa na simplificação impertinente da riqueza das manifestações culturais que se apresentam às crianças, na desconfiança em suas possibilidades de dar sentido às experiências, visto que longe de problematizar e desafiar, simplesmente se descreve e prescreve. Manifesta-se, também, quando considera o interesse das crianças como ponto de partida e este se torna argumento legitimador da seleção cultural que se faz, muitas vezes fortalecendo estereótipos e gostos impostos sutilmente (ou nem tanto) pelo mercado.

Apostamos numa educação que, como dissemos, reconheça o poder da energia da infância, promovendo o prazer do saber e cujas perguntas nos abram a pessoas adultas desconhecidas , enigmas a explorar e que na produção de diálogos e produções individuais e coletivas deixam testemunho sobre sua possibilidade de construção de significados.

Qual é a contribuição da arte?
Em uma sociedade que transforma a vida em coisa, as crianças transformam as coisas em vida. As crianças pegam objetos nas mãos e imprimem intencionalidade. O objeto, despojado de sua inércia, age, evoca e convida à reflexão, e aí surge o que estrutura a constituição das subjetividades: a ficção, típica da arte e do jogo. A característica improdutiva, livre dessas atividades, é um refúgio contra a lógica social.

La selección de legados culturales nos convoca una y otra vez a la siempre conflictiva tarea de volver sobre procesos de memoria histórica. La educación licúa su potencia pedagógica con la desmemoria a la que intenta impulsarnos el discurso de “vive el hoy que ni el ayer ni el mañana importan”, es que en esa lógica también estimula el “sálvate tu mismo, que los otros no importan”. La producción de “lo común” como dimensión ético política de los procesos educativos se diluyen en este imperativo autoafirmativo individual del capitalismo salvaje en su actual etapa semiótica, que desgaja al individuo de su anclaje contextual y comunitario.

Una educación que genere no sólo procesos de distribución de capital cultural sino también proceso de reconocimientos de la impronta singular y cultural de lxs niñxs, requiere estar alerta a los procesos de banalización en las propuestas de enseñanza. La banalización se expresa en la simplificación impertinente de la riqueza de las manifestaciones culturales que se presentan a lxs niñxs, en la desconfianza en sus posibilidades de otorgar sentido a las experiencias, dado que lejos de problematizar y desafiar, simplemente se describe y prescribe, en la consideración del interés de lxs niñxs como un punto de partida necesario que se transforma en argumento que legitima la selección cultural que se realiza, bajo riesgo de fortalecer estereotipias y gustos impuestos sutilmente (o no tanto) por el mercado.

Apostamos por una educación que, como dijimos, reconozca la potencia de la energía de la infancia impulsando el goce por conocer y cuyas preguntas nos abran a lxs adultxs incógnitas, enigmas por explorar y que en la producción de diálogos y producciones individuales y colectivas dejen testimonio sobre su posibilidad de construcción de sentidos.

¿Cuál es el aporte del arte?
En una sociedad que trastoca la vida en cosa, los niños trastocan la cosa en vida. Lxs niños toman entre sus manos objetos y le imprimen intencionalidad. El objeto, despojado de su inercia actúa, evoca y nos invita a reflexionar, y allí surge aquello que estructura la constitución de las subjetividades, la ficción, propia del arte y del juego. El rasgo improductivo, porque sí, gratuito de estas actividades, resulta un refugio a contramano de la lógica social.

Las ficciones tienen la capacidad de resguardarlos/resguardarnos de lo real. No porque se opongan a ella. sino porque permiten reconfigurar relaciones con lo existente. A través de la producción de imágenes, de objetos, de palabras, de sonidos y movimientos aparece la posibilidad de representación, de demora, de distanciamiento del acto puro que apabulla para avanzar progresivamente en la posibilidad de construcción de mundos que sosiegan, que fundan un orden en el caos de las cosas. La ficción presente en las nanas, cuentos, títeres, pinturas, danzas, músicas, remite a legados comunitarios que emergen de procesos combinatorios, base de la imaginación a partir de la cual se modifica lo ordinario, lo cotidiano y se habilita el acceso a mundos para habitar transitoriamente con escaso riesgo, para luego encontrar una salida.

Ese movimiento de vaivén, propio de la vida, amplia el territorio de lo real y construye horizontes novedosos en el día a día: funda lo poético, en ruptura con la literalidad del mundo, donde una cosas es una cosa y no otra, lo poético suelta amarras de la definición, de la explicación y de la norma, para transmutar lo univoco en polisemia: “Qué aprendió el árbol de la tierra para conversar con el cielo?”- pregunta Neruda

A modo de breve cierre…
Nuestra tarea pedagógica nos convoca a la responsabilidad de generar condiciones que activen experiencias para sumergirnos con las infancias en procesos en los cuales contenido y forma se articulen conjugando voluntad, placer y conocimiento, ese particular tipo de experiencia en la que se ponen en juego dimensiones estéticas, éticas y políticas.

Apostar a la autoría de lxs niñxs, tanto en instancias de apreciar y “leer” el mundo y sus manifestaciones poéticas como en instancias de producción de huellas desde múltiples lenguajes, impulsando procesos imaginarios que testimonien su potencia, puede resultar una estrategia micropolitica clave para interrumpir la inercia reproductiva de la resignación y restituir energía vital que aliente otros horizontes de humanidad imprescindibles por estos tiempos.

Claudia Loyola

Bliografia
la construcción y defensa del espacio poético. 1º edición. México: Fondo de Cultura Económica, pp. 33-42. Disponible en:
literaturageneralppd.blogspot.com.ar/2012/12/juegos-para-la-lectura por-graciela.html, consultado en abril 2016
Segato, Rita (2018) Contra-pedagogías de la crueldad. Buenos Aires, Prometeo
Petit, M. (2016). Leer el mundo. Experiencias actuales de transmisión cultural. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica
Zelmanovich, P. (2005): “Arte y parte de cuidado en la enseñanza”, en El Monitor,N°4, Buenos Aires. Disponible en: www.me.gov.ar/monitor/nro4/
Video: Pequeños Universos V Canal Encuentro. Conducción: Chango Spasiuk https://vimeo.com/136140385

Nota:
En este artículo recupera y reelabora lo expuesto en la Mesa 2: Infancias y Arte ¿Títeres para un nuevo mundo? III Congreso Internacional Títeres, Educación y Cultura que se desarrolló de modo virtualizado en noviembre del año 2021 organizado por CTERA y por UNIMA Argentina

 

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