Experiencias. Participar en la vida cotidiana de la escuela: La comanda, construyendo comunidad.

La Fundación Pública Local Granada Educa, cuenta con cuatro Escuelas Infantiles que vienen funcionando desde 1980. Desde sus inicios tienen una importante tarea: compartir con las familias la educación y la crianza de niños y niñas, desde los cuatro meses hasta los seis años. Entendemos la educación como un proceso de crecimiento y aprendizaje entre NNA (Los niños y niñas), familias y profesionales; donde los tres protagonistas participan en la configuración de la vida cotidiana de la escuela infantil.

Queremos centrar nuestra mirada en las posibilidades y estrategias a desarrollar en la escuela infantil para hacer efectivo el derecho de la infancia a ser escuchada, a que sus opiniones sean tenidas en cuenta en las decisiones de las cuestiones que les afectan. El espíritu del artículo 12 y, de hecho, el de toda la Convención sobre los Derechos del Niño, es el de promover la creación de escuelas que sean amigables para los niños y niñas, y donde se sientan invitados a manifestar curiosidad, a discutir, a plantear desafíos, a ser creativos, a explorar y descubrir, donde sean escuchados y respetados. Plantea tal vez uno de los desafíos más importantes y constituye la llave que abre la puerta hacia un modelo más participativo de la crianza y la educación de los más pequeños.

La vida cotidiana en educación infantil entendemos que es el marco natural para la escucha y la participación, al reunir tres aspectos entretejidos que apoyan el crecimiento y el aprendizaje en la infancia:

• El camino de la dependencia hacia la autonomía
Desde los primeros días de vida, los recién nacidos no se limitan a recibir pasivamente las atenciones materiales y afectivas que les proporcionan los adultos, sino que responden activamente y son capaces de provocar con su acción la intervención de las personas que viven con ellos, siendo responsabilidad del adulto que estos intercambios tomen forma de diálogo, apoyando en NNA intencionalidades propias y dotando de significado sus actuaciones y las de los demás. Es importante considerar a NNA desde que nacen como seres activos, con capacidad de actuar e interrelacionarse. La presencia constante del adulto, ofreciendo seguridad y posible ayuda, facilita el camino hacia ese actuar por sí solo, de acuerdo a sus posibilidades.

• La relación, motor de aprendizaje y fuente de conocimiento.
Entendemos que la interacción que las criaturas establecen con los demás y con el mundo físico y social que les rodea, les permiten aprender cómo son, cómo son los demás y cómo son las cosas. En este proceso continuo de interacción van aprendiendo y conociendo no sólo la realidad circundante, sino también cuáles son los mecanismos, las leyes, las normas que la regulan y la organizan, es decir, reciben la información necesaria para conocerla y poder contar con los recursos que le ofrece.

La vida cotidiana es el marco para el encuentro con los otros, para convivir y compartir. A través de los distintos acontecimientos del devenir diario entran en juego los factores reguladores de las relaciones sociales, los valores y normas que se derivan de la vida compartida con los demás.

• La vinculación entre lo individual, lo social y lo cultural
En la vida cotidiana de la escuela infantil, se entretejen tres perspectivas: el respetar y escuchar las necesidades individuales, en un marco colectivo e inscrito en una comunidad concreta. Estas tres dimensiones tienen que encontrar el equilibrio necesario, para que todas las personas que conforman la escuela sientan que son tenidas en cuenta, evitando la homogeneización de las propuestas o ritmos vitales.

Sintiendo a su vez que somos miembros de una comunidad más amplia, donde colaboramos y los otros son importantes.

Todavía hoy es frecuente en nuestra sociedad, percibir a los niños y niñas pequeños como receptores pasivos de atención y cuidado. Se subestima su capacidad para la participación, se niega su papel activo y no se reconoce el valor de tomarlos en cuenta. Es necesario pasar de la concepción de una infancia de las necesidades, a una infancia de los derechos que, desde las actuaciones concretas, reconozca las potencialidades de los niños y niñas desde el nacimiento.

Resulta necesario avanzar en construir un concepto de infancia como seres humanos activos, imaginativos, competentes y capaces de afrontar su futuro, siempre en relación con los otros y con su entorno. Para ello resulta imprescindible escucharlos y sobre todo, tener en cuenta sus opiniones. Compartimos con Tonucci: “De esta manera se sabe cómo piensan, qué piensan y qué necesitan esas personas que son diferentes de nosotros, los adultos. La escucha cuidadosa y competente de los niños podría ayudarnos a cometer menos errores y causar menos desastres”.

Habitualmente la manera de implicar a los más pequeños, está limitada al lenguaje verbal, predominante en los adultos, sin tener en cuenta otras formas de expresión no lingüística más presentes en la infancia. Esto conlleva que a menudo se les otorgue un lugar como informantes y no como personas expertas en sus propias necesidades, sensibilidades y voluntades, que es cuando, efectivamente, se asume que el conocimiento profesional de los adultos es insuficiente y toma sentido su participación (Gaitán 2011). Por ello resulta imprescindible desarrollar estrategias educativas que se incorporen de manera natural en la vida cotidiana de las escuelas infantiles. Que propicien la participación y la escucha de los más pequeños, y faciliten profundizar y entender la peculiaridad de la cultura de la infancia, su modo de relacionarse con su entorno, sus diferentes lenguajes…

Todos los niños y niñas tienen derecho a vivir su infancia y a gozar de una educación de calidad desde su nacimiento. En este sentido, nos importa tanto su escolarización, como la calidad o mejor dicho la cualidad de cómo viven, crecen y aprenden en la escuela infantil. Por ello queremos incorporar en el trabajo educativo recursos metodológicos que promuevan y consoliden la escucha y la participación, y que sus opiniones sean tenidas en cuenta, en el abordaje y la resolución de la vida cotidiana en la escuela infantil.

Si bien dentro del Proyecto educativo se contemplaba partir de los intereses y capacidades propias de la infancia en estas edades, y trabajar desde “la escucha a la infancia”, consideramos que resulta necesario abrir una línea de reflexión y formación de los adultos que trabajamos en estos centros y avanzar en estrategias que promuevan la escucha y la participación de los NNA en la resolución de la vida cotidiana. Con esta iniciativa hemos querido dar visibilidad y formalizar una sencilla propuesta educativa respetuosa con los procesos de crecimiento y aprendizaje de los más pequeños, donde ellos participan en su resolución y muestran a los adultos las enormes capacidades que poseen si encuentran un marco que las respete y aliente.

La Comanda: Construyendo Redes Interedad
La participación de los niños y niñas en todo lo vinculado con la alimentación, es un hecho cotidiano del funcionamiento y organización de la escuela, lo que genera múltiples relaciones, experiencias y enriquecimiento educativo, en la infancia y en los adultos.

En las escuelas infantiles estamos organizados en seis grupos de edad, todos los grupos comen en sus respectivas aulas, lo que conlleva que la organización y distribución adecuada de la comida, en sus distintas tipologías y horarios y, del menaje necesario en cada espacio, tiene que funcionar adecuadamente y se trata de cuidar todos los mecanismos para conseguir la calidad y un ambiente agradable. Para ello, saber cuántos niños y niñas hay cada día en cada grupo y si hay alguna dieta o comida especial a tener en cuenta, es básico.

Esta necesidad de la escuela se ha abordado de distintos modos a lo largo del tiempo, poco a poco hemos avanzado, confiando en las posibilidades y aportaciones de niños y niñas dando pasos para incorporar la participación de los mayores de la escuela, el grupo de 5-6 años en la resolución de esta necesidad de la comunidad.

¿Qué es la comanda?
La comanda es, los mayores tenemos que contar para saber y se lo decimos a los cocineros para que ellos sepan cuántos niños hay en cada clase y hacen comida para todos. Elvira 5a

Y luego pues le tienes que decir cuántas dietas hay en la clase y si dicen 0 pues es que hay 0 dietas y si dicen que hay 2 dietas y si dicen que hay 3 pues 3 y si hay en la campana 0 o 2 o 1 pues le decimos a los cocineros que le hagan dieta a un amigo o amiga. Uriel 5a

Una escuela de 0 a 6 años permite que los niños y niñas de 5 años sean los mayores, con todo lo que conlleva de sentimiento de afirmación personal y grupal. Por lo general, llevan varios años en la escuela, lo que les posibilita un conocimiento, tanto espacial como humano bastante amplio, sobre cómo moverse con bastante autonomía. Sabemos que les gusta que sus opiniones cuenten en las decisiones que se toman, colaborar, sentirse útiles, encontrar sentido y resultado al esfuerzo y empeño que ponen en todo lo que hacen con motivación. En la dinámica cotidiana de los grupos ya tienen sus encargos y acuerdos, para repartir las responsabilidades que conlleva la vida en común: distribución de trabajos y tareas, tanto de cuidados como en los proyectos de trabajo. También están establecidas las colaboraciones en distintas actividades y talleres, con otros grupos de edad tanto para apoyar en necesidades que puedan surgir de informaciones o pequeñas reparaciones, hasta compartir buenos momentos de lectura de cuentos o canciones de los mayores a los pequeños.

A nivel organizativo, incorporamos esta tarea dentro de la estructura que ya existía. Así, por la mañana, al reunir el gran grupo en el corro de inicio, que coincide prácticamente en todas los grupos de la escuela, los miembros de un equipo preparan el cuadrante de recogida de información, y se organizan para recorrer los distintos grupos de la escuela y finalizar en la cocina informando del número de comensales para ese día.

La comanda es cuentas… es una cosa donde tienes que contar para los platos, por que comemos aquí, entonces cuando cuentas luego se lo dices a los cocineros y cuando se lo dices a los cocineros ellos preparan los platos para que nosotros podamos comer, pero tengo que contar para que los cocineros se enteren cuantos platos hay que poner.

Dos tienen que ir arriba por que los más pequeños son los de arriba, tres tienen que ir abajo. Alma 5a

Tenemos que coger un cuadrado y poner un papel y entonces ese papel, tenemos que escribir las cosas. Es como una agenda.

¿Por qué dos y tres?
Porque si ponemos dos abajo y tres arriba, arriba podría ser más jaleoso. Y si algún pequeño estuviese durmiendo porque son bebes y podemos despertarlos y que empiecen a llorar.

Contamos y luego tenemos que en una bandejita que tenemos de papel, hay que escribir por ejemplo si arriba hay 23 hay que escribir 23. También si hay 0 dietas, hay que escribir 0 dietas, pero si hay 2 o 3 hay que poner los números que haya.

Hemos cogido una goma y un lápiz para borrar y para escribir. Zoe 5a

Recorriendo la escuela de bebés a mayores
El pequeño grupo inicia su itinerario: llegan solos a cada grupo, entran con cuidado coincidiendo con el corro-asamblea, intercambian saludos y momentos de relación, cuentan algo en relación con lo que están haciendo, cantan alguna canción que les pidan… y tratan de averiguar las criaturas que están ese día en el grupo, y si hay alguna “comida especial”. Toman nota y una vez revisado, con ayuda de los compañeros de su grupo o con el adulto si hace falta, pasan a informar a la cocina y a colocar su anotación del día, en el panel informativo destinado para ello, junto al del menú en la entrada de la escuela, donde lo podrán ver todas las familias.

Todos los días participan en preparar el momento de la comida: Ir a la cocina a recoger el menaje, repartir baberos, poner manteles, poner la mesa, distribuir la comida, decidir cuánto se sirve cada uno … son acciones cotidianas en la gestión de un momento importante en su vida cotidiana. No se trata de obligar, ni acelerar procesos, tampoco de retrasarlos. Cada uno irá participando en la resolución de las necesidades, en la medida que evolutivamente puedan ir haciendo.

Me encanta ir al tren por qué está mi hermana. Jorge
A mí me gusta mucho porque los bebes son muy cariñosos y voy y es que son tan bonitos que me apetece acariciarlos y por eso. Clara
A mí me gusta mucho cuando vamos a los ositos también, por que los bebes también son cariñosos y son bonitos. Carla

Me gusta mucho hacer las tareas.
¿Pero concretamente de la comanda que es lo que más os interesa?
A mí lo que más más más me gusta es hacer amigos.
Lo mismo que yo.
¿Y con la comanda lo hacéis?
Claro porque nos encontramos
y hacemos amigos.

A mí me gusta la comanda porque me gusta mucho ir a la pecera, a la campana o al castillo es muy divertido. Claudia 5a
Y a los bebes también me gusta ir porque son muy monos, al tren, a los ositos y a los duendes. Uriel 5a
A mí también me gusta ir a esas clases porque mientras que a mí no me toca escribir, puedo jugar con los pequeños donde yo dormía cuando estábamos en los ositos. Elvira5a.
Está bien la comanda por qué algunos bebes me interrumpen, pero algunos mayores también te interrumpen, pero luego las maestras que no interrumpan para poder contar.
También no hay que hacer nada en la comanda por que los duendes, los ositos y el tren se portan muy bien. Les cantamos canciones. Uriel.5ª

A mí lo que más me gusta de la comanda es escribir cosas en el papel de la comanda y decirles a los cocineros cuantos hay y si hay dietas o no.
¡Vamos a hablar de la comanda! La comanda lo que se hace es contar a los niños para que cuando comamos tengamos todos los platos que necesitamos.
La comanda es los mayores tenemos que contar para saber y se lo decimos a los cocineros para que ellos sepan cuántos niños hay en cada clase y hacen comida para todos.

La Comanda hace escuela. La incorporación de los próximos “comanderos”
Las familias cada día encuentran en el panel el menú de ese día. Un hecho cotidiano que se convierte en ritual colectivo y ayuda a crear una percepción de conjunto, un sentimiento de pertenencia e inclusión en algo más amplio que lo cercano e inmediato de los iguales en edad.

En cada curso escolar, en los últimos meses del curso, se incorpora el grupo de 4 años a conocer el funcionamiento de la comanda y los mayores ejercen de guías y ayudan a descubrir los entresijos de una tarea tan importante para la escuela.

Algunas reflexiones
Desde las escuelas infantiles de 0 a 6 años podemos desarrollar recursos ajustados a los diferentes momentos de crecimiento y que ayuden a dar cabida a la participación de los niños y niñas en su vida.

Las experiencias de participación real contribuyen a la configuración de la identidad, al cambiar desde una postura pasiva o consumidora, para tomar parte activa. Ser partícipe y tomar parte del diseño de procesos de participación en la comunidad educativa donde viven y aprenden, contribuye a aumentar la autoestima y la confianza en sí mismos, experimentando desde muy temprano las ventajas de la cooperación.

Por otra parte, numerosas investigaciones han mostrado cómo las experiencias participativas vividas en la infancia, benefician socialmente a la colectividad de la que forman parte, estimulando una ciudadanía comprometida y responsable (Novella 2013) y reforzando la comprensión de los procesos democráticos. La participación vincula a las personas participantes con la comunidad, las arraiga y las compromete con el entorno.

Consideramos que este gran objetivo, que quiere apoyar una infancia con posibilidades para vivir, aprender, escuchar, crear, imaginar y comunicar, será posible en la medida en que se propicie que los adultos que les acompañan lo hagan posible y esto desencadenará efectos, diversos y entretejidos, en toda la comunidad educativa.

Mercedes Blasi Vélez
Fundación Pública Local Granada Educa.

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