Cultura y expresión. Radio NNATs Corazones libres. Sabiduría, miradas y sonidos de nuestros territorios

Andrea Bautista Gómez

A En el mercado de artesanías de Santo Domingo, diariamente niñas, niños y adolescentes trabajadores (NNATs) participan con sus familias en sus puestos de trabajo. En este espacio de fachadas coloniales se conectan las culturas y el colorido de las comunidades indígenas. Caminando por sus pasillos se puede apreciar a las familias tsotsiles compartiendo sus saberes a sus hijos e hijas sobre la costura y bordadopara que ellas y ellos sigan con el legado.

Las NNATs de Santo Domingo tienen sueños, ilusiones y unagran motivación para analizar, proponer y accionar alternativas ante las dificultades y problemas que les han impedido disfrutar de una vida plena ante un mundo de adultos.

Dentro del mercado, nos reunimos con las niñas y niños en un pequeño salón que facilita la iglesia para hacer actividades. Ahí juegan, corren y se encuentran para reflexionar, compartir, analizar situaciones y vivencias, respetando la palabra y el sentir de todas y todos.

A la hora de la sesión, llegan poco a poco; tienen entre 4 y 12 años, entre todas y todos sacamos los bancos y mesas al patio, colgamos en la pared nuestros acuerdos y empezamos a jugar mientras que Vicky, Yariz, Dayra y Jaz salen a realizar el recorrido en el mercado para invitar a las demás NNATs y empezar con las grabaciones de radio programadas para hoy. Saliendo del salón nos encontramos a Alex, quien sonriendo pregunta “¿Qué vamos a hacer hoy?”; él vende collares, pulseras y anillos de ámbar, una resina que traen de una comunidad de Simojovel. “Seguimos con las entrevistas y el recorrido” le responde Yariz. Vicky se dirige al puesto de doña Rosa, quien es la abuelita más reconocida en el mercado ya que fue la primera en llegar: “fui casi de las primeras personas que llegamos a Jovel, fuimos desplazados de nuestra comunidad Chamula, por cosas de tierra, hubo mucha violencia, y decidimos venir aquí, a Jovel.”

Vicky, de 10 años, siempre ayuda en la traducción del tsotsil al español o al revés, y nos cuenta que su abuela llegó a San Cristóbal de Las Casas cuando era una jovencita y no pudo aprender a hablar el español: “ella solo conoce algunas palabras, por eso debemos de hablar con ellas en tsotsil. Yo le haré las preguntas para que no se sienta nerviosa”. Con mucho respeto y amabilidad, la saluda en su lengua materna y solicita permiso para grabar. Doña Rosa contó que cuando llegó la ciudad ella nunca había venido aquí antes, que tuvo que salir de su comunidad por el desplazamiento y violencias en los parajes de San Juan Chamula: “cuando llegamos, empezamos a realizar la artesanía que sabíamos hacer, tejía bolsos, blusas, pero no eran tan coloridos como los vemos ahora, extendíamos en el piso un naylon (plástico)y poníamos toda nuestra artesanía.Era difícil porque cuando llovía, levantábamos todo y nos íbamos a parar en los portones de las tiendas, esperábamos que se calmara la lluvia y volvíamos a poner nuestra mercancía. Cuando crecieron mis hijas, no tuvieron tiempo de jugar, porque les empecé a enseñar el tejido de bolsos, pero eran otros tiempos, teníamos que hacerlo porque vivíamos diferente, hasta que nos organizamos y empezamos a tener nuestros puestos. Ahora aquí vendemos, aquí nos quedamos y muchas de las otras familias a veces se quedan a dormir aquí, por eso les invito a que pasen a comprar en mi local, aquí tenemos de todo y están más coloridas y más modernas”. Mientras habla, la abuela nos enseña un hermoso bolso que ella misma hizo, era como el arcoíris, tenía muchísimos colores, “Ese bolso me llevó como 2 meses en hacerlo, es bonito”. En eso, un turista se acerca a preguntar por las blusas y mejornos despedimos y seguimos nuestro recorrido.

Yariz nos llevó a su local donde su familia vende tacos, empanadas, arroz con leche y agua de fruta; seguimos al puesto de Sarai de 9 añosquien estaba cuidando a su hermanito y por ello se uniría después a las actividades. Más adelante nos encontramos con Melissa que iba rumbo al basurero y ahí nos encontramos a otros niños que estaban jugando al tiburón teniendo la banqueta y la fuente vieja como barco. Vicky nos contó que el Joy Joy (así le llaman al espacio del basurero) era antes un espacio libre para jugar porque en los pasillos era más difícil ya que la gente adulta de los puestos les regañaba y corría: “Ahora jugamos ahí, pero está muy sucio y huele muy mal, pero es el único lugar que tenemos, porque el bosquecito ya lo cerraron”. Saliendo de ahí fuimos con Lili, de 10 años, que estaba vendiendo dulces y totis (frituras) para apoyar a su mamá y dijoque llegaría más tarde o al siguiente día porque estaban cerrando más temprano por todas las cosas (violencias)que estaban pasando en San Cristóbal.

Regresamos al salón y empezamos la asamblea. Las NNATs compartieron lo que han visto en el espacio del mercado y no les gusta: el cierre de los espacios de juego, la contaminación por el aumento de la basura, los desplazados, el abuso del poder y la discriminación que vivenpor ser niñas y niños trabajadores y tener raíces indígenas.

El grupo de NNATs propuso realizar actividades para explorar sus territorios. Para ello, construyeron un mapa del mercado y sus espacios de trabajo, señalaron los puntos importantes y de tránsito, principalmente los espacios que anteriormente ocupaban para jugar: “El bosquecito es importante, ahí jugábamos, subíamos a los árboles, llegaban hasta los más pequeños, pero lo cerraron con láminas, ahora no podemos pasar y tuvimos que buscar otros espacios para jugar, ahora jugamos en el Joy Joy, pero lo convirtieron en basurero y está muy sucio”

Con el mapa salimos a hacer el recorrido, con micrófono y grabadora niñas y niños registraron los sonidos del mercado y se turnaron para tomar fotosde las artesanías, huipiles, del basurero y las iglesias, y de ellas y ellos mismos.

Fue increíble ver cómo se contempla el mundo a través del respeto y la dignidad; niñas y niños solicitaban permiso a las personas para las fotos o las grabaciones, las madres y abuelas se involucraban en las actividades y quienes tenían más tiempo trabajando en el mercado, contaban las historias de trabajo, lucha, cambios y logros que eran recibidas con sonrisas y admiración. Emanuel y Sara mencionaron que a los abuelos y abuelas les deberíamos hablar en tsotsil porque es más entendible ya que muchas de ellas no entraron a la escuela y se vinieron muy jóvenes a “Jovel” como se le conoce a San Cristóbal de Las Casas.

A través de estos diálogos, NNATs reflexionaron sobre la importancia de reconocer la identidad indígena, las prácticas y valor de su trabajo, desde el dónde venimos, cuáles son nuestras raíces, pero al mismo tiempo, los cambios que han surgido a través del tiempo. Cuestionaron que las autoridades o las personas que tienen el poder, ven los espacios como dinero y los venden, y de esta manera se van perdiendo los únicos lugarespara las niñas y niños.

Ser educadora implica generar estos espacios de diálogo para escuchar y valorar las opiniones de las niñas y niños, para que se mejoren sus condiciones de vida y se puedan construir entornos de paz y comunidad en los territorios.

Andrea Bautista Gómez

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