Consejo de redacción de México
En este número, se aborda y reflexiona acerca de las violencias, a partir de distinguir algunas de sus complejidades e impactos sobre las infancias en los países de Latinoamérica. La violencia arraigada en las estructuras gubernamentales o a la que se genera por el crimen organizado con desapariciones, reclutamiento de infancias, tráfico de personas, así como la violencia en todas sus manifestaciones, incluyendo aquella que se ejerce en contextos cotidianos como el hogar, la escuela, las comunidades, y en los medios de comunicación.
Nos interesa interpelar la violencia que emana de las llamadas “sociedades de control”, un concepto acuñado por el filósofo francés Gilles Deleuze, quien se inspira en Michel Foucault, para explicar los mecanismos inmersos en las relaciones sociales para justificar la dominación de unos sobre otros. Pero Eduardo Bustelo devela cómo las relaciones sociales que se establecen entre las infancias y los adultos, se delinean las condiciones para despojarlos de sus derechos.
El control se interioriza mediante los valores, las normas que se usan en las familias, las instituciones y los medios de comunicación, lo que lleva a una normalización de prácticas cotidianas para educar y tratar a las infancias. Deleuze argumenta que el control se infiltra en la vida cotidiana y se manifiesta en sus cuerpos, subjetividades y formas de vivir.
Esta forma de control afecta su vida, sobrevivencia digna y el desarrollo de ciudadanía para transformar su entorno. Los niños y las niñas al estar en proceso de formación y desarrollo, se les impone una visión que invisibiliza las relaciones desiguales a las que están expuestos, limitando así su capacidad para explorar, experimentar y desarrollarse plenamente como sujetos sociales y políticos.
La violencia generada por estas sociedades de control puede manifestarse de diversas formas: Principalmente el pensamiento adultocéntrico que impone ideas, concepciones y expectativas, desde la restricción de movimientos y libertades hasta la imposición de roles y estereotipos de género. Los niños y niñas son constantemente evaluados y juzgados según estas normas.
En América Latina nos encontramos frente a un incremento acelerado de las violencias hacia niñas, niños y adolescentes en los últimos años como consecuencia de un proceso multifactorial, donde se combinan desde factores estructurales de empobrecimiento y desigualdad hasta factores de orden social como el crecimiento de las diversas economías criminales y grupos armados que fortalecen su poder y control territorial en la región con la omisión y complicidad de los Estados Nacionales. En este contexto, las infancias ven cotidianamente vulnerados sus derechos humanos: a la educación, a la protección contra la explotación, al libre tránsito, a una vida libre de violencia, a la alimentación, a la salud.
A pesar de este panorama desafiante, es importante destacar que existen alternativas y resistencias frente a la violencia y el control. Desde iniciativas individuales hasta movimientos sociales, se están gestando nuevas formas de pensar y actuar que desafían las estructuras de poder establecidas. La expresión artística, el juego libre, el contacto humano y la conexión con la naturaleza son solo algunas de las formas en que las infancias pueden encontrar espacios de libertad y creatividad en medio de un mundo cada vez más controlado. Pese a todo, niñas, niños y adolescentes, no son sujetos pasivos ante estas realidades, sino actores sociales y políticos en movimiento capaces de generar acciones transformadoras para sí mismos y hacia el bien común.
Por eso, en este número, queremos invitar a nuestros lectores a reflexionar sobre la esperanza que reside en la resistencia y la búsqueda de alternativas frente a la violencia y el control. A través de historias inspiradoras y análisis profundos, buscamos promover un diálogo enriquecedor que nos invite a imaginar y construir un futuro más justo y humano para todas las infancias.
“Las infancias ven cotidianamente vulnerados
sus derechos humanos: a la educación,
a la protección contra la explotación,
al libre tránsito, a una vida libre de violencia,
a la alimentación, a la salud.”
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