Todo comenzó con un cuento… El color de la arena, de Elena O’Callaghan. En él se relata la historia de Abdulá, un niño saharaui que vive en un campamento de refugiados. Un lugar donde todo tiene el mismo color, el color de la arena. Abdulá quiere pintar las historias que le cuenta su abuelo tal como las ve en su imaginación, con muchos colores. Y, además, quiere que el viento no las borre.
Los niños y las niñas del grupo de 4 años quedaron muy impactados por El color de la arena. Acabado el cuento… pasó el tiempo.
De pronto, un día, un rincón de la clase se transformó en el desierto, otro día construyeron una jaima, otro se preguntaron cómo hacerse la ropa del desierto y se vistieron como sus habitantes. Y luego crearon un oasis.
El juego fue evolucionando, iba siendo cada vez más profundo.
Jugando experimentaron lo difícil que es para los niños como Abdulá vivir en campamentos, en condiciones de vida extremas, desde que nacen. Y supieron que esto ocurre a pocos kilómetros, por mar, de nuestras islas. Una realidad que parece lejana pero nos toca de cerca. Todo empezó con un cuento… y los niños hicieron el resto.
Mirada de niños y niñas sobre las vidas de otros como ellos. Miradas que comprenden, que empatizan. Y mi mirada, que me hace aprender tanto de mi grupo. Otra vez. En palabras de Malaguzzi: «Los niños me enseñaron lo que debía enseñarles.»
«El abuelo dice que el mar es azul. Yo nunca lo he visto. Pero lo he dibujado en la arena. Mi mar no es azul. Es del mismo color que las cabras y los camellos: del color de la arena. Dice también el abuelo que el día en que yo vea el mar, podré pintarlo de azul, y que ese día seremos libres.»
CEIP El Canario. Gran Canaria.
Grupo de 4 años, curso 2017-2018.
Nota
El grupo propuso enviar, a los niños y las niñas que como Abdulá viven en los campamentos saharauis, algunas de nuestras muchas cajas de colores para que puedan pintar todas las historias.