Consejo de redacción de Infancia en Madrid
En la Comunidad de Madrid, en la actualidad, coexisten distintas tipologías de centros sostenidos con fondos públicos: las casas de niños 0-3, las escuelas infantiles 0-3, 0-6, y los centros públicos de infantil y primaria 3-6.
Tanto las casas de niños como las escuelas infantiles pueden tener distintos tipos de gestión: hay centros gestionados directamente por la Consejería de Educación o por los ayuntamientos, llamados «de gestión directa», y otros gestionados por cooperativas u otro tipo de empresas, denominados «de gestión indirecta», igualmente dependientes de la Comunidad, los ayuntamientos o ambos.
El proceso de reordenación, iniciado en el año 2000, supuso principalmente la pérdida del ciclo de 3 a 6 años en la mayoría de las escuelas infantiles donde existía. Al mismo tiempo, comenzó el lento pero sistemático abandono de los centros públicos, junto con el aumento de las ratios de niños por clase, el descenso del número de profesionales exigido y el aumento de las cuotas, sobre todo de las más bajas… Una pésima normativa autonómica que nos ha acompañado a lo largo de estos años y que sigue vigente.
Actualmente quedan muy pocas escuelas infantiles de gestión directa (52 de la Comunidad de Madrid). Sin embargo, han hecho realidad el sueño de «la pareja pedagógica», aunque la Administración no lo reconoce como tal.
Desde el año 2008, el acceso al servicio de los centros de gestión indirecta se realiza a través de un concurso público regido por unos pliegos de condiciones en los que se prima el aspecto económico sobre todos los demás, de manera que las empresas gestoras deberán realizar sus propuestas económicas a la baja, aunque en ocasiones sea temeraria, con el objetivo de reducir, cuanto más mejor, la aportación de dinero público.
La perversidad del baremo es evidente, puesto que, si se propone un precio realista, adecuado al gasto que supone una plaza pública, será elevado y por lo tanto no tendrá opciones de ganar el concurso. Por el contrario, si el precio es a la baja, lo que supone que la aportación de la Administración sea pequeña o, en algunos casos, inexistente, tendrá muchas posibilidades de ganar ese concurso.
Esto ha supuesto la pérdida de centros por parte de cooperativas y pequeñas empresas sin ánimo de lucro y de sus estupendos equipos docentes, y ha abierto la puerta a las grandes empresas de servicios, como Eulen, Clece…, cuya finalidad es claramente el lucro económico.
Por su parte las casas de niños han visto cómo la crisis ha pasado factura en sus centros. Las jornadas de los maestros se han visto reducidas, y, como consecuencia, sus salarios, y se ha implantado el modelo de «extensión de servicios», por el que las casas de niños, que de manera ordinaria atienden a los niños y las niñas en horario de 9 a 13 h, alargan su horario y modifican su programa para convertirse en «pseudo» escuelas infantiles sin los mismos requisitos, pero más baratas para las administraciones.
En resumen, un claro ataque a la escuela pública de calidad.
El Ayuntamiento de Madrid, por su parte, ha creado su propia red de educación infantil, rompiendo los acuerdos con la Comunidad de Madrid. Así, se han mejorado sustancialmente las condiciones y los pliegos para los concursos de sus centros, si bien no han pasado a gestión directa ninguno de ellos (el Ayuntamiento solo tiene dos centros totalmente públicos). También se ha mejorado el aspecto económico para las familias, reduciendo las cuotas y mejorando las becas.
La Comunidad solo ofrece una pequeña beca de comedor –28 euros al mes– para las rentas per cápita por debajo de los 4.200 euros anuales. Teniendo en cuenta que las cuotas de escolaridad son bastante elevadas, las familias más desfavorecidas, que serían las susceptibles de recibir beca, no pueden acceder a la escuela pública y por tanto beneficiarse de dicha beca de comedor. Algunos municipios del sur de la Comunidad ofrecen becas de escolaridad a más del 90 por ciento de los niños y las niñas en los diferentes tramos de cuotas.
En cuanto a los niños de 3 a 6 años que están escolarizados en la educación pública (existe una doble red con la escuela concertada), en su mayoría lo están en centros de Educación Infantil y Primaria (ceip), aunque se mantienen algunos grupos de este ciclo en escuelas infantiles. No todos estos centros ofrecen unas buenas condiciones para satisfacer las necesidades de niños y niñas, y además la ratio es muy elevada, llegando a tener hasta 29 alumnos por clase. La gran mayoría de los niños de 3 años están escolarizados en ellos.
Recientemente han aparecido algunas voces que proponían la escolarización de los niños y las niñas de 2 años en estos centros, pero la realidad es que los colegios no son adecuados, en este momento, para dar respuesta a sus necesidades.
Por otro lado, el modelo de bilingüismo introducido en esta Comunidad está llegando a límites inauditos. A pesar de las críticas que se realizan al modelo por sus cuestionables resultados, la Comunidad de Madrid insiste en su implantación en todos los niveles educativos, siendo una materia «imprescindible» desde los 0 años. Tal es así, que actualmente, en colaboración con una universidad de Washington, se está desarrollando un proyecto en trece escuelas infantiles públicas, en los grupos de 1-2 y 2-3, en el que los bebés llevan un chaleco que incorpora una grabadora para registrar sus palabras; deben pasar un tiempo determinado con personas desconocidas, no especializadas en educación infantil y cumpliendo unas instrucciones precisas, para que los resultados puedan ser válidos.
A pesar de esto, sabemos que, en la actualidad, en Madrid la inversión en educación por niño está por debajo de la de 2009.
Como dato positivo podemos decir que el 9 de abril se ha hecho público el Decreto 28/2019, por el que se regula la financiación del primer ciclo de educación infantil, que dice, en su artículo 3, que «las familias de los niños matriculados en Escuelas Infantiles o Casas de Niños de la red pública de la Comunidad de Madrid no abonarán ninguna cuota en concepto de escolaridad». Por tanto, el próximo curso solo pagarán comedor y horario ampliado, situación que esperamos favorezca la escolarización en el ciclo 0-3.
El derecho de los más pequeños no se basa en ser «guardados». Tampoco significa ser escolarizados adelantando objetivos y aprendizajes propios de la enseñanza obligatoria, ya que al hacerlo así estamos negando la gran riqueza de sus valores personales, privando a la primera infancia del placer del propio descubrimiento. Es quitarle un sentido que le es innato y que puede conducir directamente a un mal aprendizaje y al fracaso escolar. En este sentido, nos preocupa no solo la escolarización de los niños y las niñas de forma cuantitativa, sino el nivel de calidad de los centros.
Consejo de redacción de Infancia en Madrid