Me han pedido que reflexione sobre una de estas prácticas innovadoras: los espacios abiertos y la libre circulación de los niños y niñas. Y que lo haga no –o no solo– a título personal sino en el marco de la perspectiva científica de una de las teorías que más impronta ha dejado en el campo del desarrollo de los niños: la teoría del vínculo afectivo.
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