Todo comenzó con una botella con arena del desierto de Jordania. Una arena que fue guardada en una botella de agua vacía con el fin de formar parte de los recursos educativos de nuestras clases. La emoción que produciría al recordar los momentos vividos en el viaje aflorarían al compartirlos con los niños y niñas. Una botella que estuvo esperando el mejor momento para aparecer en la clase de forma misteriosa. La necesidad surgida en los niños y niñas de conocer el desierto nos hizo recordar las vivencias reales y buscar la arena guardada como un tesoro.
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