Elia y Lucía, de 4 años, hablaban de poner una tienda en un espacio de la clase. Era una conversación privada, entre ellas, mientras jugaban. De hecho, hacían juego simbólico y ya representaban una tienda. El día siguiente por la mañana, en el encuentro –Marçal un día explica que esto que hacemos es una asamblea; así pues, durante la asamblea–, lo proponen a sus compañeros.
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