Hace algunos años todos los niños y las niñas tenían contacto directo con la naturaleza. Tocábamos, olíamos, sentíamos y disfrutábamos nuestro entorno más cercano. Pero todo ha cambiado y hemos vivido una situación extrema durante la pandemia, cuando los más pequeños apenas salían a la calle y mucho menos interactuaban con la naturaleza.
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