Cuando observamos momentos cotidianos a menudo se nos ofrece la posibilidad de conocer mejor a los niños y las niñas, y de ajustar nuestras intervenciones para poder dar continuidad a aquello que realmente les interesa. Son oportunidades que nos permiten ampliar la mirada e ir más allá, acoger lo imprevisto. Dar continuidad a los procesos de los niños es todo un reto. Sabemos por dónde empezar, pero no cómo continuar, puesto que la evolución de las continuidades depende en todo momento de la realidad observada. En este proceso, la documentación nos permite valorar y hacer visibles las acciones, las intervenciones y los aprendizajes de los pequeños, a la vez que nos ofrece la posibilidad de dialogar y reflexionar para construir significados en equipo.