Nos adentramos en un mundo en el que la mirada hacia la infancia va a adquirir una nueva perspectiva, concretamente una que nos va a permitir observar detalles inapreciables para unos ojos que ven desde el piso de arriba, el de las personas adultas. Para ello, hay que realizar cuatro pasos muy sencillos que nos facilitarán bajar unos cuantos peldaños, ponernos a la altura de nuestros niños y niñas y ser partícipes de algunos de los momentos cotidianos que vivimos en una clase habitada y conquistada por las relaciones y los lazos afectivos que se crean entre niños y niñas de 2 a 6 años.