Dentro de cada situación cotidiana se aloja un sinfín de contenidos, aprendizajes, emociones y sensaciones que nos acompañan y dejan su huella imborrable. Puede que el momento del baño sea uno de ellos, las experimentaciones artísticas (por breves que sean) sea otro, y también el cocinar en familia o los momentos de reflexión. Tengas la edad que tengas, lo cotidiano es un tesoro incalculable que no siempre se sabe apreciar.
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