Tres países de la región nos enseñan el camino de la infancia y sus derechos en éstas tres experiencias.
En Uruguay, Montevideo, barrio del Cerro encontramos una propuesta de biblioteca ambulante, 150 libros y voluntarios de diferentes edades ofreciendo cultura puerta a puerta. Mágico.
La biblioteca ambulante es un proyecto comunitario, donde participan niños, niñas, vecinos/as y trabajadores/as de instituciones públicas (estatal y municipal). Nace a partir del deseo de recuperar un teatro y una biblioteca barrial. Todavía no se pudo…pero la biblioteca puede tener ruedas e ir casa por casa.
En Montevideo, Uruguay, y más específicamente en el barrio del Cerro hay una rica y larga tradición de participación y organización de las mujeres y los hombres. Organizaciones sociales, sindicales, estudiantiles, deportivas, recreativas, políticas han sido parte de la historia del barrio. En los últimos años nuevas formas de encuentro van naciendo entre los vecinos y vecinas, lugares que las mujeres ocupamos con mayor facilidad, es un territorio cercano, tiene otras reglas y sobre todo tiene haceres concretos…mejorar el lugar donde vivimos.
A veces las dificultades nos vuelven más creativas. Las vecinas organizadas, junto a otros actores e instituciones sociales, queríamos recuperar una biblioteca que permanece cerrada desde tiempo atrás. Pero aún no ha sido posible. De estas necesidades, encuentros y desencuentros nace la Biblioteca Ambulante que recorre tres veces a la semana algunas manzanas de los asentamientos Maracaná Sur y La Vía, en el noroeste del barrio del Cerro.
La zona se caracteriza por un nivel socio-cultural diverso pero en general de bajo nivel educativo, con alta deserción escolar y necesidades básicas insatisfechas.
Con un carro de mano, acondicionado y adecuado para llevar unos 150 libros, salen cada semana un grupo de vecinas/os, niños/as de La Ludoteca de “Los Teritos”, (Centro de Atención a la Primera Infancia CAPI – INAU), personas del Centro Comunal Zonal (Intendencia de Montevideo) y Educadoras de “Los Teritos”. Recorriendo calles sin veredas y a veces con mucho barro, llaman a la puerta de casas sin timbre, ofreciendo libros para niños/as que se prestan por una semana.
A través de este proyecto, buscamos acercar a niños, niñas y adolescentes a la literatura, invitar a leer, fomentar la fantasía y la imaginación, la sed de conocimientos y el hecho de estar más en contacto con las diferentes realidades. Intentamos abrir un abanico de posibilidades y de modelos al futuro. Entendemos que el contacto con el libro, desde la primera infancia, contribuye a desarrollar el lenguaje, enriquecer el vocabulario.
Marti que tiene 11 años, la primera vez que salió explicaba a un vecino que le dijo que no podía comprar nada, “esto es una Biblioteca solidaria, comparte lo que tiene”. Y una se queda pensando… ¿será que Marti aprendió de pequeña que este territorio que ella sabe suyo, puede ser un espacio de encuentro, de compartir experiencias y saberes? ¿Será que las instituciones y organizaciones tendrán que aprender a compartir más de lo que tienen en los espacios territoriales que les toca habitar?
La experiencia de la Biblioteca tiene más de un año, y uno siente que Eduardo Galeano anda soplando al oído, “mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.
Y aunque algunas/os de nosotras/os creamos que se necesitan muchas cosas más para cambiar el mundo, se renueva la esperanza cuando escuchas a Marti explicando lo que es ser solidario. Cuando Luzmila con apenas 4 años regala poesía del “Mario” (por Mario Benedetti) y le pregunta a la madre: “¿cómo era el Mario qué?” porque no le sale el apellido.
Una experiencia en proceso de construcción y corta en el tiempo pero donde se juegan algunas ideas orientadoras: todos los sujetos deben ser por derecho, partícipes de su cultura en sentido amplio. No sólo aquella que llega a través de las producciones (libros, música, etc.) sino en la construcción de una cultura del relacionamiento y el intercambio entre los habitantes de una comunidad. Desde esta pequeña propuesta asumimos algo de los que nos toca: ser parte de un territorio es ser con los otros y otras, más allá de los muros de las instituciones.
Los relatos de algunos/as de nosotros/as nos permiten ilustrar el significado que ha tenido esta propuesta y algo de lo que pasa en el barrio cuando la infancia con los adultos se disponen a transitar juntos, caminos nuevos.
Dicen algunos/as niños/as:
“Lo más lindo de la Biblioteca es darle libros a todas las personas y que ellas también puedan donar libros”
“Me gusta caminar por las calles, y hablar con los vecinos y ver a los perros de los vecinos”
“Lo más divertido de la biblioteca es ver como eligen sus libros y hablar con la gente”
“Les decimos que los cuiden, y anotamos el número y el nombre en un cuaderno porque la otra semana volvemos con el carrito”
Relato de Leticia (Vecina y Educadora)
“Muchas veces me pregunto ¿por qué “dormimos” tanto? ¿Qué estábamos haciendo antes de salir con la biblioteca? ¿Por qué no salimos antes a vincularnos con tanta gente hermosa? El cara a cara, la charla, mirarnos a los ojos… Nos escondimos tanto tiempo, nos encerramos con la tele o atrás de un celular…”
“La vida misma nos atraviesa una y otra vez, nos rearmamos cada mes y nos organizamos como podemos… Pero tratamos que el compromiso con cada familia no quede perdido, ni olvidado”.
“Ver a las niñas y niños con los libros en las manos esperándonos, el entusiasmo con que se ponen a buscar y la picardía de pedirte quedarse con dos o tres… No tiene precio.”
“Al salir, este carro pesa, pero lo hace liviano el compromiso, cariño y emoción de pensar que los libros no están secuestrados y encerrados sino que salen a la calle, se muestran y van a cada casa… Regresando al carro el doble de energía, dándonos más fuerza para sostener la propuesta y sostenernos a nosotras mismas”.
Relato de María.
(Maestra, centro comunal Zonal N°17 – IM)
“Este es el segundo año que participo en la experiencia de la biblioteca ambulante. En el proceso siento que hemos logrado acercarnos a la comunidad, interactuar con las familias, con los usuarios, generando un sentido de pertenencia con el entorno”.
“Recuerdo cuando comenzamos a salir, entregamos unas líneas con algunas recomendaciones sobre el funcionamiento, cuidado de los libros, etc. Este mensaje fue captado, ya que cuando llamamos a la puerta te reconocen de inmediato. Esto te llena el alma, estamos contribuyendo a transformar la realidad”.
“Niños/as que nos piden un libro de Susana Olaondo (escritora uruguaya de libros infantiles) te impulsan a seguir trabajando, a movernos y conseguir más y más libros. Hemos realizado solicitudes de donaciones a muchos lugares, algunas han llegado, el trabajo es constante…”.
Relato de Sandra (vecina, madre de tres niños/as)
“Si me preguntan algún día…como fue tu experiencia en la biblioteca ambulante le diría que: ha sido mágico y creativo el contacto con cada familia, cada niño/a, cada madre o padre, abuelo/a el que salga a buscar el libro en la casa”.
“Es única, me ha hecho entender que como madres, tenemos pila de situaciones en común y como comunidad es fundamental imaginarnos cosas en conjunto, para poder estar mejores, más fuertes como sociedad”.
“Recuerdo una de nuestras primeras salidas con la “biblio”, una madre nos preguntó si le dejábamos a ella porque quería compartir con su hijo, inventándole una historia mirando las imágenes, porque no sabía leer”.
“Quedé pensando!!! Cuando terminó nuestro recorrido, llegue triste de saber que había madres que no sabían leer y me imaginaba su día a día y me dije, bueno ahora que puedo hacer? Lo hablamos entre nosotras y nos enteramos que en la zona hay un espacio para que los adultos puedan ir a aprender a leer y escribir. Eso me puso contenta, te motiva saber que las necesidades son escuchadas y se crean oportunidades en y para la comunidad”.
“Me parece fundamental destacar la importancia que nos dan las personas cuando nos escuchan, es muy humano y solidario. Quisiera que nunca se pierda eso del uruguayo, creo que es como dicen “hoy por ti mañana por mí.” Hablo como madre, me gusta saber que puedo participar y que hoy, estoy poniendo mi granito de arena, para que algo mejor pase en el futuro!”
La Biblioteca Ambulante sigue recorriendo las calles del barrio, los organizadores se juntan cada semana como pueden, de a ratitos, cuidan los libros, buscan nuevos aportes, participan de otros espacios y actividades barriales contando su propuesta. Los/as niños/as se han vuelto cada vez más expertos en las recomendaciones a sus vecinos/as.
La Biblioteca crece de a poquito pero también nos hace crecer.
Porque, como nos canta Serrat:
“…aquí abajo cerca de las raíces
en donde la memoria ningún recuerdo omite.
Hay quienes se desmueren y hay quienes se desviven
y así entre todos logran lo que era un imposible
que todo el mundo sepa
que el Sur también existe”.
Grupo de Biblioteca Ambulante…