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Walter Omar Kohan desde Brasil nos ayuda a recuperar a Paulo Freire y su mirada sobre la infancia, y la potencia que la misma tiene para el extraordinario maestro y pedagogo latinoamericano.
Paulo Freire suele ser asociado a la educación de jóvenes y adultos a partir de sus impactantes campañas de alfabetización, primero en Angicos, Rio Grande do Norte, y después con su peregrinar en las campañas en África y América Latina; sus pedagogías, especialmente la Pedagogía del Oprimido, también parecen tener como sujeto privilegiado personas adultas: se trata de una alfabetización política de los que están fuera del mundo de la política para que puedan estar activamente dentro de ese mundo, para que puedan leer no solamente palabras sino el mundo de forma crítica.
Por estas y otras razones Paulo Freire es un maestro innegable de extraordinaria fuerza inspiradora no solo en América Latina sino para educadores de todo el mundo. Sin embargo, en el campo de la educación de la (primera) infancia, Paulo Freire pierde esta centralidad que tiene en la educación de jóvenes y adultos, en la educación del campo, en la educación popular.
Sin embargo, hay varios síntomas que nos permiten sospechar esta aparente falta de atención que Paulo Freire habría dedicado a la infancia o, más bien, su aparente falta de importancia al pensar en la educación de la primera infancia. Veamos la primera pista, una fotografía:
La foto es de la ciudad satélite de Sobradinho, en el Distrito Federal de Brasil, durante la Campaña Nacional de Alfabetización en 1963. El alfabetizando señala las sílabas de la palabra tijolo (ladrillo); con una mano, el hombre señala una sílaba en el pizarrón; con la otra, sostiene a su hija en pañales del mismo color que su camisa. En la foto, la camisa y los pañales se confunden. La niña descansa en el brazo y el hombro del hombre que parece ser su padre. Duerme tal vez. La posición de su cabeza refleja la de su padre, en forma, en brillo, en dirección. El hombre negro, robusto y sonriente muestra la misma firmeza y entusiasmo por lo que está escrito en el pizarrón que por sostener firmemente a su hija. Es un gesto notable. La presencia de la niña también. Ella no parece pesarle a su padre, todo lo contrario. En ella, el hombre parece encontrar el equilibrio y la fuerza que le permiten señalar sonriente lo que está escrito en el pizarrón. Imposible silenciar las preguntas de algunos niños: ¿Quién sostiene a quién? ¿Dónde está el sentido de alfabetización de este hombre? ¿Quién se está alfabetizando?
Esta foto es el primer síntoma de que la infancia está muy presente en las ideas de Paulo Freire. No solo en las ideas. Hay una anécdota extraordinaria: entre los muchos premios que Paulo Freire recibió en vida, hay uno que llama particularmente la atención infantil: fue durante los últimos años de su vida. La Biblioteca Comunale de Ponsacco, Pisa, Italia, el 31 de marzo de 1990 le dio el título de “Bambino permanente”. Niño permanente, a los 68 años. En ese momento, Paulo Freire no era un niño cronológico hacía mucho tiempo. Pero el premio hace pensar que la infancia vive en Paulo Freire según otro tiempo. O que Paulo Freire vive otro tiempo de infancia, un tiempo que no pasa, que permanece.
Hay muchos otros indicios de la importancia de la infancia para Paulo Freire, por ejemplo la manera en que destaca muchas veces cómo el modo en que fue alfabetizado influenció profundamente en sus ideas sobre la educación de todas las edades (FREIRE, 2015/1994; 2013/1995; FREIRE; GUIMARÃES, 1982). Paulo Freire afirma en esos contextos que todas sus ideas sobre la educación de adultos estuvieron inspiradas en el modo en que él fue alfabetizado por su madre y su padre en su Recife natal.
Voy a concentrarme en un último testimonio de una conferencia sobre Derechos Humanos, en la Universidad de São Paulo (USP), en la ciudad de São Paulo, en junio de 1988, es decir, con 66 años, un poco antes de recibir aquel premio. En esa conferencia, Paulo Freire ofrece un canto amoroso a la infancia: “Creo que una de las mejores cosas que he hecho en mi vida, mejor que los libros que escribí, fue no haber dejado morir en mí al niño que no pude ser y al niño que fui ”(FREIRE, 2001, p. 101). Presten atención, maestras: no dejar morir al niño (a la niña) que fuimos es un tributo a la infancia y a nuestra vida percibida como algo común; es también una condición para poder ser las educadoras que somos; no dejar morir al niño que no pudimos ser es un tributo a todas las infancias, y a las niñas y niños que no pueden ser infancia. Es también un tributo a las niñas y niños que no podemos educar y un homenaje a la fuerza política transformadora de la infancia.
Referências bibliográficas
FREIRE, Paulo. Pedagogia do oprimido. O manuscrito. Projeto editorial, organização, Revisão e Textos introdutórios Jason Ferreira Mafra, José Eustáquio Romão, Moacir Gadotti. São Paulo: Instituto Paulo Freire/UNINOVE/BT Académica, 2018/1970.
FREIRE, Paulo. Cartas a Cristina. Reflexões sobre minha vida e minha práxis. São Paulo Paz e Terra, 2ª ed., 2015/1994.
FREIRE, Paulo. À sombra desta mangueira. Organização e notas de Ana Maria Araújo Freire. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 11 Ed., 2013/1995.
FREIRE, Paulo; GUIMARÃES, Sérgio. Sobre educação: diálogos. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1982.
KOHAN, Walter Omar. Paulo Freire, mais do que nunca. Belo Horizonte: Vestígio, 2019.
Walter Omar Kohan
Dr. Walter Omar Kohan, doctor en Filosofía y profesor titular de Filosofía de la Educación de la Universidad del Estado de Río de Janeiro. (UERJ)
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