Irene Balaguer estuvo en el grupo que impulsó esta revista. Durante muchos años fue su directora (cargo que compartía con Francesca Majó). Son innumerables las iniciativas que impulsó a favor de una educación de calidad para los más pequeños. Resultaba incansable en su afán por extender redes, más allá del país, por Europa, por el mundo. Falleció en diciembre de 2018, pero queda su obra, que mantendremos viva, y también la memoria de su palabra en la que debe ser una de las últimas entrevistas que se le hicieron y que publicamos en tres entregas.
Merces Blasi. ¿Cómo son estas redes que tanto recalcas?
Irene Balaguer: Son redes entre personas, entre instituciones, que no solo son como la red de un pescador, que es plana. Son redes que tienen profundidad, varias redes interconectadas entre ellas; más que una red, son un tejido tupido y diverso. Una administración no puede crear una red: una red densa como la que se ha creado desde las revistas se hace por la voluntad colectiva, por la afinidad, por las ganas
de cambiar, las ganas de aprender… Esto la Administración no lo puede hacer, pero lo tendría que valorar. Si la Administración estuviese al servicio de, en lugar de servirse de, debería favorecer que aparecieran redes de este estilo. Como Administración que quiere construir un cambio debe apoyar a estos profesionales, y felicitarse de que existan, porque tienen interés en mejorar la cotidianidad de la educación.
Pero las administraciones son cuadradas y piden hacer lo que ellas dicen.
“Una red densa como la que se ha creado desde las revistas se hace por la voluntad colectiva, por la afinidad”
En los países escandinavos la Administración está descentralizada, el 65 por ciento del presupuesto del país lo gestionan los ayuntamientos. Es una estructura descentralizada hasta lo local. En algún momento podría ser que en estos países la gente haga red, porque allí los sindicatos tienen mucha fuerza, todo el mundo está sindicado, y los sindicatos no tienen un papel como los nuestros. Sin duda, velan por las condiciones de trabajo, pero se han dado cuenta de que la mejor condición para el trabajo es ir feliz al trabajo, ir con ganas, hacer que el trabajo sea un estímulo, con lo cual están muy preocupados por la formación de las personas, hacen el papel que los movimientos de renovación pedagógica han hecho en España. Y como tienen mucho poder influyen bastante en sus administraciones, sobre todo cuando sus administraciones eran progresistas de verdad –me refiero a que el neoliberalismo no había penetrado en todas partes. En la primera década del siglo xx, la transformación social de los países escandinavos fue extraordinaria, y se dio con sintonía entre las administraciones y la sociedad. Pero después empezaron a llegar los neoconservadores, los neoliberales…, y penetraron en todos los partidos políticos, introduciendo formas de gestión parecidas a las de las empresas americanas: todos dicen las mismas palabras, y todos hacen los mismos ejercicios… Y esto vinculado a que internacionalmente se ha producido un gran cambio con el papel que la OCDE está jugando en cada uno de los países, cómo está condicionando la educación y las políticas educativas de todos. Es una realidad nueva y dramática que no sé cómo hemos de combatir. Bueno, sí lo sé: creando redes de verdad. La única forma de combatirlo es creando redes de verdad, que seamos capaces de oponernos a obedecer lo que dicen estos organismos internacionales que tienen los pies de barro, pero mucha barra, mucha jeta…
Cuando ocurren estos cambios sociales, cuando penetran las ideas neoliberales –que no solo penetran en las administraciones, sino también en las organizaciones, en los movimientos de renovación, en los sindicatos…–, destruyen la voluntad de compartir, de trabajar en red, destruyen los procesos democráticos de las instituciones, sean administraciones, sean organizaciones de base… Tienen estrategias muy claras para simular la participación, son sibilinas, y nosotros tenemos el deber de desenmascarar estas realidades, tanto como organizaciones de maestros como argumentando que la pedagogía que proponen no tiene nada que ver con nuestra pedagogía, que es una pedagogía de la competitividad y no competente, que no cree en las personas sino en las élites… Esta es nuestra gran batalla.
La creencia en que la gestión privada es infinitamente superior y más eficiente que la pública es una falsedad que tenemos que combatir. Y para ello necesitamos redes, y necesitamos revistas, y organizaciones, y congresos, y necesitamos estar conectados con todo el mundo, porque en todo el mundo está pasando lo mismo, no tenemos la exclusiva.
“La creencia en que la gestión privada es infinitamente superior y más eficiente que la pública es una falsedad que tenemos que combatir”
M.B.: ¿Es una batalla perdida?
I. B.: ¡¿Cómo va a ser una batalla perdida?! En todo el mundo hay gente que piensa como nosotros. Se trata de encontrarnos. Para encontrarnos necesitamos un foco: una revista, un congreso, una visita…, y con este foco se encuentra otra lucecita y se establece una conexión. Esto lo he vivido. No me lo invento. Por ello digo que es imprescindible tener las revistas, ahora que es tan difícil que las revistas puedan ofrecer contenidos magníficos, como en otras épocas habían tenido… Ahora no, ahora la realidad está machacando a la gente, la están engañando con estas pedagogías neoliberales, o con estas pedagogías psicodélicas y sectarias, porque detrás está el dinero. Por ello, ahora es difícil dar contenidos amables, estimulantes y reales a las revistas.
Pero pasará, hemos de mantenernos.
Cuando salió la revista Infancia, en Francia, en el año 1981, había cuatro o cinco revistas de educación infantil, y hoy no hay ninguna. En Italia también queda una. Cuando la gente no está creando, no está estimulada, no va feliz al trabajo, no produce nada, todo se vuelve gris y el encefalograma se torna plano. Por ello hemos de mantener la revista, para que la gente se vuelva a entusiasmar. Ahora supone un esfuerzo mayor que en otras épocas, pero lo mantendremos. Yo pienso que esto ha de pasar.
Los que sabéis historia sabréis lo del péndulo, o la montaña rusa. Ahora estamos en la parte más baja de la montaña rusa. Hemos de remontar, y para ello hemos de resistir, y tenemos el deber de resistir porque hemos tenido la suerte de haber conocido todo esto. El compromiso entre nosotros y hacia la sociedad, y sin duda con los niños y las niñas, nos obliga a resistir hasta que cambie la curva, que no dependerá exclusivamente de nosotros.
Esta semana pasada, y no es una anécdota, Carmen Ferrero sacaba en Facebook cómo trabajaban en Getafe las escuelas infantiles municipales, y es fantástico darlo a conocer…, y me decía: «No, si esto es de hace siete años, ahora están mejor.»
Ahora las realidades positivas de educación infantil en España hay que buscarlas con un microscopio, y cuando empezábamos nos sobraban. Tenemos Granada y Getafe…, y poca cosa más. Se han de focalizar. Se han de hacer muy visibles, y han de servir para argumentar que es posible y luchar. Quién podía pensar que Reggio Emilia, que ha sido el referente más importante de la educación infantil en el mundo, entraría en crisis. Pues están en crisis, se están manifestando en la calle, el alcalde delante, pero contra un gobierno… No estamos en una isla, ni en una pompa de jabón, estamos en el mundo real, que es complejo, y por tanto nosotros también debemos interactuar con nuestro contexto.
M.B.: ¿Qué papel tienen, entonces, los movimientos de renovación pedagógica (MRP)?
I. B.: En realidad, la existencia de los mrp está muy vinculada a las revistas. Las revistas de las que he hablado son de mrp. Cuanto más necesarios han sido los movimientos, más debilitados han estado, porque las administraciones los han absorbido. Lo han hecho de dos maneras: por una parte, negándoles el pan y la sal, es decir, dándoles cero ayudas, y por otra parte, invitándolos a formar parte de los centros de profesorado, y eso ha hecho que se desmantelen movimientos, porque estos centros han ido incorporando a muchos funcionarios que no han visto ni por el forro la renovación pedagógica. Se han convertido en otro estamento burocrático. Hay un error político: la Administración tendría que ser capaz, no de crearlo todo, sino de apoyar aquello que ya está creado y funciona, que es válido. No digo que les den muchos recursos, pero sí los justos para que sigan haciendo aquel servicio que, desde la Administración, no se puede hacer nunca.
“Estamos al día de la pedagogía, estamos al día de la política y estamos al día de la globalización”
Rosa Sensat es uno de los pocos mrp que resisten, y la están machacando… ¡Que en un año te reduzcan la aportación de la Administración en una cuarta parte sin previo aviso! ¿Qué se quiere? Eliminarlo. Se ha de resistir, mientras más te quieran machacar más has de resistir. Hemos de resistir para que puedan resurgir nuevos movimientos. ¿Cómo vamos a contribuir a que surjan nuevos movimientos? En este momento es básico apoyar a Brasil, es básico que surja algo parecido a Rosa Sensat, porque van a pasar muchos años con esta dictadura en la que se vota cada cuatro años. Por tanto, han de organizarse. Esta estructura relacional nos permite pensar no solo en Cataluña, en Barcelona, sino que pensamos más amplio… Si en Brasil se organiza un mrp, es porque son potentes las personas, y el país, y esto alimentará a los demás.
Contrariamente a lo que muchos quieren hacer creer, ni estamos pasados de moda ni nada que se le parezca. Estamos al día de la pedagogía, estamos al día de la política y estamos al día de la globalización. La globalización para nosotros no es un problema, porque no buscamos el beneficio económico.
Gracias, Irene.
Mercedes Blasi