La emoción que supuso el recuerdo de las muchas, muchas horas de debates y planificación que Irene, Marta Mata (hasta su fallecimiento), y yo misma dedicamos para que la política mejorara la Educación Infantil, buscando las mejores vías, insistiendo una y otra vez.
Irene amaba la educación y por ello la política, ya que sabía que ambas están perfectamente unidas. No hay acción educativa que llegue a todos y que tenga calidad si no hay una política que lo facilite, por ello la (nos) importaba tanto quiénes y cómo gobernaban.
Ahora pienso que Irene merece que no desaparezca de su recuerdo su faceta política, faceta que conjugó perfectamente con la de ser una gran maestra, una excelente educadora comprometida con los más pequeños.
Irene amaba la educación y por ello la política, ya que sabía que ambas están perfectamente unidas. No hay acción educativa que llegue a todos y que tenga calidad si no hay una política que lo facilite, por ello la (nos) importaba tanto quiénes y cómo gobernaban.
Sabía de la importancia de la democracia y su afán era la más próxima: ayuntamientos, comunidades autónomas, (Estado), M.º de Educación. Teníamos que influir en todos los ámbitos para conseguir marcos y presupuestos que mejoraran la Educación Infantil que les llegaba a los niños y niñas, cómo cuidar a los profesionales y mejorar su formación más sus condiciones laborales, qué nuevas formas y equipamientos para responder a las necesidades actuales.
En eso estábamos la última vez que coincidimos en su casa en los primeros días de julio de 2018; yo desconocía su enfermedad, que me ocultó y encargó que me ocultasen porque pasaba un momento delicado en mi familia. ¡Hasta el final fue generosa!
La figura de Irene en su dimensión política podría resumirla diciendo que era una mujer feminista, demócrata y realista. Su bagaje personal le permitía conocer y analizar las diferentes realidades que se encontraba, buscando siempre avanzar desde el punto de partida; extraía lo bueno de las malas situaciones y siempre, con un gran respeto a la infancia y a los profesionales; impulsaba nuevas iniciativas, nuevos retos.
La preocupaba de forma especial la posibilidad de que desapareciese una revista más, la Lati me dijo, sería una gran pérdida.
Estaba esperanzada con el gobierno que comenzaba su andadura y con que la ley que derogará la LOMCE mejorase la Educación Infantil. Creía en la política, en la de verdad, en la que mejora la vida de los más vulnerables.