En el año 1965, cuando los fundadores de una nueva “Escola de Mestres” (Escuela de Maestros) buscaban un nombre que les identificara, Alexandre Galí sugirió el de Rosa Sensat: porque era una mujer en un entorno público dominado por hombres; porque toda su vida trabajó en escuelas públicas; porque fue una buena profesional, estudiosa, reflexiva y abierta a las nuevas corrientes pedagógicas; porque siempre puso el acento en la formación de los maestros para mejorar la calidad del sistema educativo. Es bien conocido el caso que se le hizo…
Rosa Sensat Vilà (1873-1961) nació en Masnou (Maresme) y, a los dieciséis años ya empezó a hacer de maestra en la escuela municipal de su pueblo. Se jubiló en 1939, siendo entonces maestra del grupo Milà i Fontanals, de Barcelona, en desgraciadas circunstancias. Sin ningún tipo de duda tenemos que considerar a esta maestra y pedagoga una pionera en la educación con perspectiva de género en nuestro país. Conocía suficientemente bien la situación de las mujeres
trabajadoras, madres de la mayoría de sus alumnas: analfabetas, explotadas, sometidas a sus maridos, alejadas de la vida pública. El objetivo lo tenía claro: dotarlas del bagaje de conocimientos y competencias para poder convertirse en ciudadanas instruidas y activas, a la vez que buenas madres de familia. Se trataba de avanzar hacia la igualdad entre hombres y mujeres, sin renunciar a la concepción de familia hegemónica, que asignaba a las mujeres unas funciones específicas en el hogar. Es desde esta perspectiva como hay que interpretar su propuesta de enseñanza doméstica, la formación teórica y práctica para las tareas del hogar y para el ejercicio consciente de la maternidad. Usando sus propias palabras, la mujer necesita “una instrucción sólida y una inteligencia preparada para comprender y realizar estas altas funciones.”
Además de hacer Magisterio, estudió en la Escuela Central de Magisterio, de Madrid, que la habilitaba para ejercer de inspectora o de profesora de la Escuela Normal. Pero, por razones familiares y propiamente vocacionales, excepto cuatro años en la Escuela Normal de Alicante, trabajó toda su vida en escuelas públicas. El año 1914 pasó a dirigir la Escola del Bosc de Montjuïc, acabada de estrenar, donde permaneció hasta 1931.
Es allí donde desplegará toda su maestría y donde encontrará la materia prima para su libro “Vers l’escola nova”, de 1934, que se basa en los diarios que escribía de forma sistemática y perseverante. Ocho son los principios de la escuela: el conocimiento del niño y el respeto de su personalidad; el niño en el centro del sistema educativo: la vida en plena naturaleza; la salud y la educación física, indispensables para la educación intelectual; el niño en contacto directo con las formas de la vida, con la naturaleza y el trabajo humano; programa restringido, limitación de horas de estudio y metodología adecuada, para conseguir el máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo; formación del carácter, desarrollo de la individualidad y los sentimientos sociales, y, finalmente, la vida de la escuela a imagen de la del hogar.
En estos principios queda claro que Sensat considera que la naturaleza es el espacio nuclear de la escuela y que la observación, la experimentación y la expresión de sus manifestaciones constituyen la fuente principal de conocimiento. A pesar de esto, al aula convencional le asignaba también una función importante: el trabajo de recapitulación y de síntesis, las tareas individuales o especialmente delicadas, el recogimiento interior.
Rosa Sensat dedicó una atención significativa a los llamados historiales pedagógicos de los niños, que hoy podríamos Rosa Sensat dedicó una atención significativa a los llamados historiales pedagógicos de los niños, que hoy podríamos traducir como informes individualizados de seguimiento y evaluación formativa, donde, además de los datos personales de los alumnos, se registraban observaciones e impresiones como las siguientes: nivel cultural del niño al ingresar en la escuela, capacidades intelectuales y sensitivas; estado moral y carácter; cualidades y defectos; conducta en casa y en la escuela; materias preferidas; aptitudes especiales; ambiente familiar; actividades extraescolares… Tal como se ve, un esfuerzo para conocer y comprender a fondo a cada uno de los niños para poder ayudarlos y guiarlos en su desarrollo.
Para ella, la renovación de la escuela pública catalana pasaba por elevar la cultura general y pedagógica de los maestros
Una viajera incansable
En la Escuela Central de Magisterio entró en contacto con la Institución Libre de Enseñanza, que le dejó una huella profunda e imborrable. Fue también una gran viajera: visitó escuelas de Alemania, Francia y Bélgica; también de diferentes ciudades españolas. Y, a finales de 1912, becada por la Junta de Ampliación de Estudios, hizo una larga estancia en Bélgica y Suiza. En Bruselas, en el Ermitage, se impregnó de las ideas y prácticas de Ovide Decroly, probablemente el pedagogo que más la marcó. Y en el Instituto Rousseau, de Ginebra, se acabó de convencer de la pertinencia de la pedagogía activa y de la utilidad de la psicología.
Según ella, la renovación pedagógica de la escuela pública tenía que pasar inexorablemente por elevar la cultura general y pedagógica de los maestros. Esta formación, que tenía que empezar en la Escuelas Normales, tenía que continuar a lo largo de toda su vida profesional a través de viajes de estudio, cursos de perfeccionamiento, lecturas apropiadas, de las conversaciones y debates con otros profesionales de la educación y de la reflexión sobre la propia práctica, tal como hizo a través de sus diarios.
El Gobierno de la Generalitat acordó, hace pocos meses, cuáles serían las conmemoraciones de este 2023, con el objetivo de poner en relieve, recuperar y divulgar la memoria de personalidades y acontecimientos que han dejado huella en el patrimonio colectivo de los catalanes. Uno de los que se aprobó fue celebrar el 150 aniversario del nacimiento de Rosa Sensat Vilà, maestra, pionera de la renovación pedagógica y promotora de la formación de las mujeres.
Por esto hoy la recordamos en estas páginas de la revista.
Xavier Besalú
Maestro y pedagogo. Doctor en Ciencias de la Educación
Traducción: Silvia Majoral
Artículo publicado en la revista Perspectiva, nº 419, Memoria histórica y educación.
